Oscar Javier Forero Coronel

jueves, 30 de marzo de 2017

Administración de divisas y nuevo DICOM: ¿Funcionará?

Por: Oscar Javier Forero (*)

Recientemente el ciudadano Presidente de la República Nicolás Maduro Moros anunció, durante el cierre de la Expo Venezuela, la modificación del sistema de asignación de divisas por una nueva modalidad de DICOM que, por lo poco que se dijo, se regirá mediante mecanismos de funcionamiento semejantes a éste, es decir por medio de una tasa de cambio flotante de acuerdo a la oferta y la demanda. El primer mandatario nacional manifestó que ha decidido activar a partir de la próxima semana un nuevo modelo de DICOM “que permita perfeccionar y construir a mediano plazo, con éxito temprano de corto plazo, un sistema de acceso a las divisas de todos los sectores productivos y de todos los venezolanos[1],como una forma para fortalecer nuestro signo monetario, ofrecer una mayor oferta de divisas y derrotar al denominado dólar paralelo, para ello, pidió el apoyo “en todas las formas posibles del empresariado nacional (…) Vamos a derrotar al dólar criminal de Miami, tenemos que vencerlo” fueron las palabras del Jefe de Estado[2].

Sin embargo, es conveniente analizar, aún cuando no se han dado mayores detalles sobre este nuevo modelo, algunos puntos en especifico que sin duda alguna garantizarían el éxito de la medida, más cuando la impresión es que el sistema de administración de divisas que ha venido funcionando no cumple su papel y se encuentra rodeado de procesos administrativos y financieros oscuros que solo han contribuido a fortalecer la divisa paralela, por tal razón, era perentorio incluir en la agenda presidencial el tema cambiario, tomando en cuenta las implicaciones negativas que éste ha venido trayendo a la economía venezolana, aún cuando el dólar paralelo se ha reducido con respecto a semanas anteriores[3].

Algunos analistas incluso afectos al gobierno esperaban el anuncio de la eliminación del control de cambio vigente desde el año 2003, consideran que a la fecha no ha habido ningún tipo de control que frene la fuga de capitales, mientras el tipo de cambio en el mercado está prácticamente dominado por el dólar paralelo[4] (con muy contadas excepciones, cada vez menos). Pero, más allá de posturas de orden ideológico, proponer esta medida no es del todo valedera: Una liberación del mercado lo único que podría hacer es terminar de vaciar las pocas divisas con las que cuenta la República, trayendo un sin fin de problemas a nivel de pagos internos y externos que seria aprovechado por quienes atentan contra la estabilidad del país.

Dando como descartada esta opción y tomando en cuenta el anuncio del Ejecutivo nacional, de tan solo “modificar” el funcionamiento del DICOM, se pierde una oportunidad de oro para ofrecerle soluciones concretas al país, en especial a aquellos que con razón o no se encuentran descontentos o anonadados ante semejante crisis que pareciera no tener fin. Esto obliga a decir, que más que modificar el sistema de asignación de divisas lo que nos urge es tomar diversas acciones que realmente, más allá del discurso, neutralicen el efecto funesto del dólar paralelo, que bien vale la pena mencionar es más que la polémica página dolartoday.com.

Una de estas acciones es UNIFICAR el sistema de otorgamiento de dólares para frenar el inmenso y desconocido pero palpable desangre que día a día sufren las arcas y los bolsillos de los venezolanos. Sin ánimos de ser simplista o de minimizar otros factores que juegan un papel importante dentro del engranaje de afectación a nuestro bolívar (como el papel que juegan las casas de cambio colombianas o la extraña medición de nuestro riesgo país), es imperioso argumentar que la unificación en la tasa de cambio es el primer paso que debe dar el gobierno nacional para sacar al país de la crisis. Mientras que exista un sistema múltiple de cambio de divisas, mientras estemos viviendo la crisis contemporánea más compleja de nuestro país, mientras sea un absoluto misterio la asignación de divisas, mientras empresas ligadas al Estado y privadas (como la Polar) efectúen descarados fraudes cambiarios y mientras funcionarios públicos de dudosa procedencia moral sigan al frente del manejo de las divisas que ingresan al país, esta crisis no se solucionará, ni aún teniendo el barril de petroleo por encima de los 100 dólares.

Resulta inconcebible dentro de toda racionalidad que en un momento en el cual los ingresos petroleros han mermado[5], las reservas internacionales se vienen a pique[6], las finanzas dentro de PDVSA, principal proveedor de dólares, no se encuentran en su mejor momento[7], y existe una crisis que amenaza tangiblemente con desbancar a la izquierda del poder[8], sigamos subsidiando a esa pequeña pero poderosa élite que no solo disfruta recurrentemente del acceso a la divisa norteamericana, no solo se encargan de alimentar el mercado paralelo[9] con ganancias que rondan el 30.000 %, sino que prácticamente se la regalan por medio de un subsidio que representa una puñalada al corazón de la patria.

La otra acción obligante a tomar, si se quiere ser realmente eficaz en el proceso de administración de divisas, es castigar a quien haya que castigar. Pretender crear nuevos mecanismos de compra y venta de divisas con los mismos oscuros procedimientos y los mismos enviciados funcionarios, de ministros para abajo, es una ingenuidad del tamaño del desfalco que se le hizo a la nación. Tomar acciones al respecto es más que necesario, entro otras muchas razones mejoraría la percepción del venezolano de a píe y sentaría un precedente histórico semejante a la destitución de la corrompida y “autónoma” nómina mayor de Petróleos de Venezuela en el año 2002 y haría pagar la crisis a quienes realmente debieron pagarla desde el primer momento que está implosionó y no como ha venido ocurriendo a la fecha que las atrocidades cometidas en contra del tesoro nacional[10] las está padeciendo inaceptablemente el pueblo.

A diferencia de lo que generalmente se dice, el principal problema de nuestra economía no es lo financiero, ni la tan mencionada poca recepción de divisas. La baja en los precios del petroleo ha afectado no solo a Venezuela, sino a los más de 20 países que a diario exportan este commodity[11], algunos cartelizados dentro de la OPEP y otros de manera individual. Naciones como Arabia Saudita, Catar, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, poseen economías mucho más dependientes del petroleo, con desiertos enteros donde es prácticamente imposible producir[12]; por su parte otras repúblicas como Iraq, Libia, Nigeria, Iran y Argelia, están siendo víctimas de cruentas guerras civiles, bloqueos económicos y financieros por parte de las potencias hegemónicas[13].

En Venezuela se presentan variables que obviamente influyen en el desenvolvimiento de la crisis: el poseer un sector industrial estéril, dependiente y peor aún, consumidor de la renta petrolera[14], junto a ataques sumamente perjudiciales contra la moneda como los que se realizan en las ciudades de Cúcuta y Miami[15] hacen de la situación venezolana algo especial, pese a ello se debe entender que el ataque a la moneda venezolana en las condiciones actuales, con la irracionalidad actual (específicamente desde 2013 en adelante) es más que una causa una consecuencia de errores, debilidades y complacencias que a lo interno han ocurrido y paulatinamente siguen misteriosamente ocurriendo[16].

Como ya se ha dicho, es innegable que la disminución en el precio del barril de petroleo afecta en mayor o menor medida a los países exportadores, pero más allá de estas afectaciones que podrían considerarse como normales, hay un fenómeno que no se ha visto (por lo menos con estas características) en otras latitudes. Ningún país de los mencionados anteriormente presentan caídas tan abruptas en su PIB[17], tampoco niveles de inflación que alcanzan la estratosfera[18], o procesos que mezclan desabastecimiento por un lado con sobreoferta de productos que llenan anaqueles en supermercados a precios incomprables, en una verdadera mezcolanza que viola hasta las leyes más básicas de la economía.

Según cifras de la OPEP, durante diciembre de 2016, Venezuela produjo un promedio de 2,021 millones de barriles de petroleo por día[19], a un precio de venta de 45 dólares por barril[20], este valor garantiza un ingreso diario, tan solo por la venta de petroleo, de 90,9 millones de US$, si tomamos en cuenta el costo de producción estimado por el Deutsche Bank en 20 dólares para el petroleo extraído en Venezuela[21], arroja una ganancia neta diaria de 50,5 millones de US$, superior a los promedios de ganancia diaria de los primeros tres años de la Revolución, donde el precio del barril de crudo tuvo una media cercana a los 17 dólares[22] y su costo de extracción se mantuvo en 3 dólares por barril[23].

Con estos niveles de valorización del barril de petroleo y con el margen de ganancia que duplica el costo de producción nuestro país no debería, bajo niveles óptimos de administración de recursos, sufrir las penurias que se vienen padeciendo desde hace cerca de tres años con sectores tan estratégicos como el alimenticio y el farmacéutico. Es también menester reconocer el inmenso y múltiple esfuerzo que a través de planes y proyectos han venido desarrollando algunos sectores del Ejecutivo Nacional con debilidades y vulnerabilidad pero que ofrecen una respuesta que apacigua la presión social y el accionar que podrían aprovechar quienes juegan a la catástrofe[24]. No obstante así como se reconoce este esfuerzo también se repudia el desfalco descarado que poderes económicos y políticos vienen haciendo en contra de la necesidad del pueblo y de la propia Revolución, aún cuando buena parte de estos grupos manifiestan su “lealtad” al proyecto político Socialista.

Aunado a ello, es importante hacer mención y memoria que entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 Venezuela padeció uno de los paros generales más largos de la historia del planeta[25], más de 60 días de inmovilidad absoluta de las actividades petroleras y con posteriores meses que resultaron muy costosos para reactivar la producción, disminución en absoluto de las divisas que ingresaron al país, salida intempestiva de cerca de 19 mil millones de dólares, paralización al 100% en empresas de alimentos, medicinas y demás bienes y servicios[26]. Sin embargo durante esta compleja etapa que atentó de manera clara y directa con la necesidad del pueblo poniendo en jaque a la Revolución Bolivariana, cuando esta aún se encontraba bastante incipiente en experiencia y en poder político, no generó las falencias que en este momento 15 años después se han generado, por el correcto manejo de la crisis y por el correcto uso de las divisas destinadas a importar productos prioritarios como alimentos y medicinas, cosa que no ocurre en la actualidad, más por la permisividad y complacencia del Estado venezolano que por “virtudes” contrarevolucionarias del sector privado. De no ser así empresas amañadas en procesos de fraudes cambiarios no seguirían obteniendo ingestas divisas preferenciales aún cuando el propio Presidente de la República a ordenado infinidad de veces, de manera pública, cerrar el chorro de dólares[27].

En conclusión, mientras que no se elimine la dualidad cambiaria, mientras se siga subsidiando la corrupción y mientras se continúe entregando torpemente divisas a quienes no solo generaron la crisis, sino que la alimentan y mantienen con sus precios exorbitantes, el panorama económico no mejorará, el mercado paralelo continuará al alza, el desabastecimiento se mantendrá y el óxido que corroe y desgasta el proyecto político bolivariano seguirá avanzando sin anuncio, medida o acción que definitivamente como tantas veces se ha prometido, le detenga.


(*) Economista e Investigador.
Twitter: @Oscar_forero83
Sugerencias y comentarios: Oscarjforero83@hotmail.com


Referencias:

2.- Ibidem.
11.http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/12/151208_economia_caida_precio_petroleo_ganadores_perdedores_egn
12.- Para ello basta solo con tomar un mapa y observar los extensos desiertos que componen la geografía de estos países.
24.- Una de estas medidas son los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP)




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