Oscar Javier Forero Coronel

domingo, 18 de agosto de 2019

El hombre de la ‘bombilla que no se apaga nunca’ no encuentra a nadie que la comercialice


Hace ya un tiempo que Benito Muros creó el que parecía que iba a ser el invento del siglo: una bombilla que nunca se gastaba, poniendo así jaque a la obsolescencia programada. “Un modelo económico sostenible, justo y solidario”, tal y como el propio Muros asegura en sus redes sociales.

Para crearla, el investigador se inspiró en una bombilla de un parque de bomberos de Livermore, California, que lleva encendida más de 100 años. Pero la idea no hizo demasiada gracia a la competencia, hasta el punto de que llegaron a amenazarle de muerte. A eso se le suma otro problema que todavía hoy arrastra: no conseguir nadie que quiera comercializarla.

El ingeniero ha reconocido en una entrevista a Cinco Días que “ya en 2016, dos empresas catalanas se interesaron por la idea, pero ninguna cadena estaba dispuesta a vender una bombilla que no se estropease”. 

No obstante, parece que la situación habría cambiado después de que se viralizara este año una entrevista que le hizo TVE en 2012, pues ha empezado a recibir llamadas de distribuidores que le plantean, entre otras opciones, vender su producto por Amazon. “Pero no tenemos medios para fabricar las bombillas a esa escala”, se lamenta. De ahí la necesidad de asociarse con una empresa más grande que decida invertir.

Quien también se ha interesado, según reconoce al citado medio, es “una firma estadounidense”. Sin embargo, asegura que “no voy a firmar el acuerdo, porque pasarían a controlar más del 50% de la empresa, lo que les permitiría cambiar el proyecto y no podría hacer nada por evitarlo”.


viernes, 16 de agosto de 2019

Huawei y el lobby chino de la ciberseguridad contraatacan

Por: Daniel Toledo
Con presencia en más de 100 países y centros de investigación en Europa, Estados Unidos, América Latina, India y Rusia, la vida de una multinacional como Huawei es una lucha constante en infinitos frentes. Cuando ya en 2016 el Pentágono prohibió la venta de dispositivos Huawei y ZTE en comercios que se encuentren dentro o próximos a bases militares estadounidenses, el futuro panorama –el actual– debió aparecer muy nítido a los ojos de los directivos de la empresa.  
Y por supuesto actuaron en consecuencia. Esto es lo que se desprende de los datos que maneja la Corporate Europe Observatory (CEO), una ONG que trabaja desde Bruselas fiscalizando a las empresas que realizan trabajos de lobby en las instituciones de la UE. En un informe llamado Follow the New Silk Road: China’s growing trail of think tanks and lobbyists in Europe (en traducción libre, “Sigue la Nueva Ruta de la Seda: China refuerza su presencia en laboratorios de ideas y grupos de presión en Europa”), se cuenta la enorme importancia que las instituciones europeas (y los funcionarios que las dirigen) dan a la estrategia china de resucitar los circuitos comerciales y económicos que una vez formaron la Ruta de la Seda.  
Antes de hablar de los planes del primer ministro chino, Xi Jinping, de reabrir estas nuevas rutas comerciales con el apoyo de la UE, proyecto que el propio Jinping denominó Belt and Road Iniciative (Iniciativa de la Franja y la Ruta, o BRI, por sus siglas en inglés), conviene observar la idiosincrasia política china. Más allá de la visibilidad mediática de las empresas de tecnología chinas, la adquisición, custodia e intercambio de datos e información es crucial para los futuros planes del país asiático. 
A diferencia de Trump, Barack Obama, Angela Merkel o cualquier otro dirigente occidental e incluso de parte de América Latina, cuyos efímeros mandatos relegan sus planes de gobierno a operaciones de corto alcance, los dirigentes chinos son auténticos expertos en planes a largo, muy largo plazo. Sólo hay que ver la revolución iniciada, en los años 60, por Deng Xiaoping, miembro del Comité Permanente del Buró Político y secretario central del Comité Central hasta 1966, además de secretario general del Partido y otros cargos relevantes hasta el año 87.  
La revolución ideada por Deng Xiaoping no era proletaria ni campesina, sino todo lo contrario. Su revolución era un guantazo a las ideas de Mao para tomar el camino contrario y liberalizar la economía china, lo que de hecho le envió al exilio durante los últimos años de vida de Mao, tras cuya muerte volvió a adquirir el poder perdido. Su plan: convertir al país en la fábrica del mundo, abriendo centros de producción y fábricas; comenzarían por la costa, y se irían expandiendo hacia el interior como una mancha de aceite. Luego copiarían y piratearían tecnología, ideas y patentes de todo el mundo para desarrollarlas a más bajo costo, hasta poder crear ellos sus propias tecnologías y dinámicas productivas. Cincuenta y pocos años, pero autoritarios, después, los frutos de las políticas de Xiaoping han llevado al país a ser la segunda potencia económica del mundo.  
Y en éstas llega octubre de 2013 y la Belt and Road Iniciative es presentada al mundo por el actual presidente de China, Xi Jinping, al que muchos consideran el dirigente chino cuyo poder e invulnerabilidad sólo pueden compararse a los que alcanzó Mao Zedong. Tan invulnerable que, en marzo de 2018, consiguió eliminar el límite de dos mandatos presidenciales de cinco años cada uno que figuraba en la Constitución. Una vez más, China cuenta con planes a muy largo plazo, porque Xi Jinping puede aguantar en el puesto hasta que dé con sus huesos en la tumba. 
El informe de la ONG Corporate Europe Observatory pone de manifiesto los movimientos que Huawei, en sintonía con los postulados del Gobierno chino, lleva años haciendo para influir en las estructuras de poder y económicas europeas. Su autora, que en conversaciones con CTXT pidió permanecer en el anonimato (ya que, según cuenta, trabaja “investigando otros países muy poco democráticos”), desgrana los diversos equipos que China y sus empresas utilizan para cabildear dentro y fuera del corazón de la Unión Europea.  
Según la autora, “Huawei está dejando de lado el trabajo de lobby en Estados Unidos, reduciéndolo a algo residual, porque se han dicho ‘ah, ok, con la administración Trump no vamos a conseguir más que esto’. En Europa no tenemos información actualizada, pero todas las señales apuntan a que están redoblando su actividad”. Los datos sobre grupos de presión, o lobbies, facilitados por la propia Comisión Europea llegan solo hasta 2017, casi dos años antes de que el presidente norteamericano Donald Trump realizara su movimiento para paralizar la creciente influencia internacional de Huawei, pero ya los números de ese año son espectaculares.  
“Con estos datos (de 2017) podemos ver que están gastando en trabajos de lobby más de dos millones de euros al año (concretamente, 2.190.000)”, asegura la experta. La diferencia entre estas cantidades y las manejadas por el Senado de Estados Unidos para ese mismo año es inmensa, ya que Huawei gastó sólo 60.000 dólares en trabajos de presión en el país norteamericano. En realidad, hasta ahora, siempre había sido la otra gran empresa de tecnología china, ZTE Corp., la que había mostrado un mayor interés en el mercado estadounidense. Tanto es así que en 2018 invirtió en trabajos de presión en Estados Unidos 3,7 millones de dólares, y 1,4 millones en lo que va de año. Lo que está por ver es si ZTE seguirá los pasos de Huawei y volverá la espalda a la caprichosa administración Trump para orientar su mirada a la otra orilla del Atlántico.  
Los movimientos a escala internacional de Huawei, ZTE y el resto de las multinacionales chinas no son meras estrategias de mercado. También constituyen maniobras diplomáticas del Gobierno chino para estimular la economía del país dentro y fuera de sus fronteras. La autora del informe del CEO lo explica: “Los acuerdos de Huawei y el Gobierno chino dentro de la Belt and Road Iniciative son ligeramente diferentes a los realizados entre empresas y gobiernos de otros países. Huawei es una empresa privada, pero sabemos que en China las grandes corporaciones cuentan en su seno con comités del Partido Comunista, y no puedes llegar a ser una empresa de éxito sin contar con estas conexiones políticas”.
Resulta un tanto obscena la relación poliamorosa entre gobiernos y empresas cuando se trata de China y las instituciones europeas. Tanto las compañías de tecnología asiáticas como ambos gobiernos utilizan sin pudor firmas y grupos de presión para influirse los unos a los otros. Es el caso de la firma ChinaEu, en cuya web aseguran ser “una colaboración público-privada de alto nivel para la tecnología de la información y las comunicaciones, conectando a la comunidad empresarial de China y de la UE con las instituciones europeas y el Gobierno chino”. La firma tiene sede en Bruselas, a cuatro minutos a pie de la Comisión Europea para Cooperación y Desarrollo Internacional, y entre los socios inversores destaca uno: Tencent Holdings
Tencent es la creadora de WeChat, la red social y servicio de mensajería con más de 1.000 millones de usuarios en China, usuarios cuyos datos personales Tencent puso en manos del Gobierno en septiembre de 2018. Tencent no sólo ha sido acusada de montar el sistema de censura más amplio y complicado de la Historia a través de WeChat, sino que también ha sido la encargada, incentivada por el Gobierno chino, de montar el Social Credit System (Sistema de Créditos Sociales), un distópico sistema de puntos basado en el comportamiento de las personas, que premiará, o castigará, según el civismo que demuestren para con el Gobierno, el gasto mensual en compras o la “confianza”. 
Por su parte, el caso de Huawei es tan paradigmático que en el informe del CEO merece un capítulo aparte. La oficina central de la empresa en Europa se encuentra a 15 minutos de la sede en Bruselas del Parlamento Europeo, por supuesto no por mera coincidencia. Según relata la creadora del informe, “la empresa cuenta con asesores profesionales dentro del establishment europeo. Por ejemplo, contrató al ex jefe de la Oficina de Información del Gobierno británico, John Suffolk, como director de Ciberseguridad Global, y al ex comisario europeo francés Serge Abou, que pasó directamente a Huawei después de seis años como embajador de la UE en Beijing”. Los propios datos de la UE revelan que la empresa ha recibido, bien sea en forma de financiación pública desde la Comisión Europea, o en forma de financiación a nivel nacional por parte de Estados miembros, 2,9 millones de euros, aunque no se especifica el período.  
En los últimos cinco años, la filial de Huawei en Europa ha tenido 46 reuniones (las que se han podido confirmar) con altos cargos de la Comisión Europea. Los temas clave en las conversaciones son la privacidad y la ciberseguridad. Pero lo que está en juego es la credibilidad de la empresa y sus conexiones con el Gobierno chino. Y para esto está utilizando varias firmas de lobby a nivel europeo y nacional.  
En 2017, la empresa de tecnología contrató los servicios de la agencia belga Ogilvy Social Lab, especializada en relaciones públicas, en la cual invirtió entre 200.000 y 299.999 euros. Según su registro en el portal de transparencia de la UE, la firma se promociona como “expertos en proteger y mejorar la reputación global de empresas, marcas, organizaciones y gobiernos”. 
Durante el mismo año, Huawei contrató por entre 100.000 y 199.999 euros al bufete de abogados alemán Alber & Geiger, que, según el informe del CEO, “se enorgullece de traer a Bruselas el lobbying al estilo americano”. En la propia web de la agencia de lobby, afirman que su estrategia es la de “abordar a miembros clave del Parlamento Europeo en todos los comités relevantes y a lo largo de todo el espectro político”.
La autora del informe del CEO pone el acento en la colaboración de Huawei con España. En concreto, afirma que la empresa de tecnología firmó un memorándum de entendimiento (acuerdo de colaboración firmado por ambas partes que dispone acciones futuras en común) con el INCIBE (Instituto Nacional de Seguridad), que fue corroborado en el Mobile World Congress (Congreso Mundial del Móvil) en 2016. “Esto me resulta preocupante”, asegura la autora, “porque es el único acuerdo firmado en Europa (por Huawei) para cooperar en ciberseguridad con una agencia gubernamental”.  
En 2017, Huawei entró a formar parte de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, la CEOE, y un año más tarde, en 2018, los gobiernos chinos y español llevaban de la mano a Telefónica y a Huawei para firmar un acuerdo bilateral de cooperación para desarrollar en España el 5G, la fibra óptica y otros servicios digitales. Nuestro país es, sin duda, un actor crucial en los planes tanto de Huawei para convertirse en el mentor europeo en ciberseguridad y tecnología 5G, como de China en su cruzada por retomar las antiguas rutas comerciales y económicas de la ruta de la seda y desbancar, así, a Estados Unidos del primer puesto en las economías del planeta.  
El acuerdo entre Huawei y el Gobierno español para “impulsar la ciberseguridad en España” choca en cuanto al objetivo. Y esto es porque, si bien no existe ninguna prueba de que Huawei haya hecho o hará un uso ilícito de datos o información, o de que haya cometido o esté cometiendo espionaje usando su tecnología, esta especulación no es en absoluto descabellada. Por no hablar del dudoso hecho de firmar un acuerdo para la fibra óptica y el 5G con un país que, por cuarto año consecutivo, fue catalogado como el peor país del mundo para la libertad en internet por la ONG independiente Freedom House. 
Como decíamos al principio de este texto, estos son planes diseñados a muy largo plazo, y en la mira del Gobierno chino están no sólo España y el resto de Europa, sino muchos países de la antigua Ruta de la Seda, Mongolia, Tayikistán, Arabia Saudí, Uzbekistán, Pakistán, Irán, Vietnam, Sri Lanka, Malasia, Indonesia, Laos, Turquía, Kenia, Egipto, Rusia y, al otro lado del océano, muchos de América Latina como Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, República Dominicana y por supuesto Venezuela y Cuba, con construcción de carreteras, vías de tren, puertos, aeropuertos y, en definitiva, todo tipo de infraestructuras donde todos los caminos converjan en China.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Causas y efectos de la devaluación del peso colombiano y su incidencia en Venezuela.


 Por: Oscar Javier Forero

En Venezuela existe un creciente proceso de desmonetización, es decir de pérdida de uso en el signo monetario nacional, el bolívar. Las razones son varias pero principalmente podemos citar la hiperinflación, la escasez de billetes, los constantes cortes eléctricos y de internet, la alta incertidumbre y por supuesto la enorme volatilidad que se genera por dos causas especificas: la devaluación arbitraria de la moneda que hace que el dólar oficial del Banco Central de Venezuela esté obligadamente siguiéndole los pasos al dólar paralelo y no viceversa, y la propia inacción del banco, que aún cuando ha querido aplicar medidas de política monetaria y cambiaria terminan aisladas, convertidas en verdaderas islas, dada la intensidad de la crisis.
El proceso de desmonetización ha traído consigo, a modo de sustituto, el incremento en la circulación de algunas monedas que anteriormente lo hacían pero en menor medida, casos específicos como el dólar estadounidense (US$) que cubre casi la totalidad del país y el peso colombiano (COP) que transita libremente en el occidente, con especial acentuación en los estados fronterizos. Otro sustituto importante del bolívar han sido las monedas virtuales, principalmente bitcoin (BT) con la cual se hacen gigantescas y voluminosas transacciones a diario. En menor medida y particularmente en el sur-este del territorio nacional circula el oro como medio de intercambio comercial; mientras que de manera no generalizada pero en la amplitud de nuestra vasta geografía, algunas veces producto de procesos de organización popular y otras, obligados, por la apremiante necesidad, se efectúa la complementariedad a través del trueque.
El peso colombiano es hoy más aceptado en ciudades como San Cristóbal que el propio bolívar. En zonas como San Antonio o Ureña en el estado Táchira nuestro signo monetario ha quedado prácticamente desplazado en su totalidad lo que evidentemente representa un pérdida de soberanía que tardará muchos años en recobrarse. Esta sustitución de monedas no ha sido impedimento para el comercio informal que tiende a mutarse de acuerdo a los escenarios; desde hace un buen tiempo el contrabando de productos de primera necesidad desde Venezuela hacia Colombia ha desaparecido, aún sobreviven contadas excepciones en productos que pasan al otro lado de la frontera a granel y son empacados a pocos metros de la linea internacional como “producto colombiano”.
El grueso del contrabando se da ahora desde Colombia hacia Venezuela, a diario miles de ciudadanos no solo del occidente del país, sino de la región capital y hasta del oriente venezolano, calculados en torno a las 50.000 de personas en promedio, cruzan los puentes internacionales en búsqueda de una mayor oferta de productos a precios generalmente más económicos (todo depende del valor de transa del peso con respecto al bolívar).
Precisamente este valor de transa de pesos a bolívares se efectúa a través de la división del valor del dólar en Colombia y el valor del dólar en Venezuela, como el dólar en nuestro país es altamente volátil la relación coloca en un estado de fortaleza al peso con respecto al bolívar.
No obstante en los últimos días el peso colombiano ha venido depreciándose a valores históricos, lo que sin duda alguna traerá implicaciones para los precios no solo del lado colombiano sino también para los precios de los bienes, especialmente de primera necesidad, del lado venezolano. A pesar de que el COP es parte de las monedas más baratas o depreciadas del mundo, junto a un grupo de economías de la periferia (incluyendo Venezuela), es también justo reconocer que en los últimos años había venido gozando de una destacada estabilidad.
Entre 2015 y 2018 el valor promedio anualizado del dólar con respecto al peso varió tan solo + 7,8%, otras monedas latinoamericanas variaron en el mismo período muy por encima de éste valor, así tenemos al peso mexicano + 21,28%, el real brasileño + 10,21%, el peso uruguayo + 12,96% y el peso argentino + 309%. Solo a modo de entender el por qué el bolívar pierde constantemente terreno incluso en su propia casa y con monedas consideradas baratas a nivel mundial (como el caso del peso), durante 2015 y 2018 la variación entre el dólar y nuestro signo monetario fue de 2,83 millones por ciento.
En las últimas dos semanas ha habido una importante devaluación del COP, llegando el dólar a valorizarse con respecto a éste en + 7,98%, lo que evidencia una variación mayor que la registrada durante el período 2015-2018. Esta situación para nada normal en una economía que ha sabido mantener estabilizada la divisa norteamericana en un rango que oscila entre los 2900 y 3200 pesos por dólar, tiene como principal impulsor la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China. Este acrecentado proteccionismo norteamericano realmente representa una guerra por la hegemonía de los tradicionales Estados-Naciones que conocemos: por un lado la administración Trump tratando de recuperar terreno perdido, cosa que difícilmente conseguirá, y por otro China que desde hace años comienza a desplazar en la supremacía a Washington. Pero, ni lo uno ni lo otro, el mundo que tenemos a la vuelta de la esquina no tendrá supremacía de Estados sino de Corporaciones, para muestra véase a gigantes como Google, solo que esto ya es harina de otro costal.
A pesar que el gobierno colombiano esperaba un incremento en las exportaciones producto de las medidas arancelarias de Trump contra China esto no ha sido así, los últimos reportes oficiales de la Casa de Nariño hablan de caídas en el nivel de exportaciones lo que ha conducido a abaratar la moneda. Más recientemente la Reserva Federal de los EEUU, abiertamente presionada por Trump, decidió bajar por primera vez, desde 2008, las tasas de interés, lo que evidencia un intento por mejorar el aparato productivo, cosa que ha sido respondida inmediatamente por China devaluando el yen y empujando hacia abajo a las monedas de las economías emergentes y de la periferia. Sobre este asunto es importante entender que tanto los unos como los otros (es decir las economías emergentes y la periferia) son peones, con muy poca soberanía, dentro del aparataje mundial.
Esta disminución de la tasa de interés de 2,5 a 2,25% podría conducir a los Estados Unidos, en un intento desesperado por contener a China, a buscar el llamado interés negativo, cosa que aunque pareciese absurda para el común de la población, puesto que implica invertir los papeles (el prestamista le debe pagar intereses al prestatario), ha sido ampliamente usado en países altamente endeudados como Japón y en economías que buscan incentivar a como dé lugar la producción como Alemania, es tal la tendencia que por lo menos 13 billones de dólares (13.000.000.000.000) en bonos, lo que equivale a más del 60% del PIB de los Estados Unidos, se encuentra en este momento con rentabilidades por debajo de cero.
A primera vista la devaluación del peso significaría la revaluación del bolívar, si recordamos que la formula usada para el cálculo del valor de transa entre uno y otro es el costo del dólar en pesos (COP) entre el costo del dólar en bolívares (VEF), es decir:

US$ (Cop) / US$ (Vef)


Se podría llegar fácilmente a esa aseveración. Sin embargo, esto no ha sido así. Como ya dijimos, el dólar en Colombia ha incrementado su valor en las últimas dos semanas en + 7,98%, solo que en ese mismo período el dólar en Venezuela ha aumentado + 24,76%, el retroceso del bolívar frente al peso y el dólar ha continuado, solo que el peso también ha retrocedido, pero en menor medida, ante el dólar.
Esta situación de depreciación del peso colombiano incrementará los niveles de inflación para 2019, estimados por el gobierno de Iván Duque en 3%. En una economía como la colombiana, que en los últimos años ha sabido controlar las variables macroeconómicas la inflación comienza a preocupar puesto que el acumulado en la variación de precios desde enero hasta julio ya superó la barrera de los 3 puntos porcentuales y afecta con especial saña a las clases más desfavorecidas.
El incremento de precios en Colombia también golpeará el bolsillo de los venezolanos, antes de julio ya había un repunte importante en los precios de productos de primera necesidad como arroz, harina y azúcar que gozan de amplia demanda dentro de los miles de venezolanos que bien sea acuden directamente a territorio colombiano a efectuar sus compras o simplemente adquieren estos productos dentro de nuestro país no solo en ciudades del occidente sino hasta en la propia capital a revendedores informales o “bachaqueros”. La misma situación ocurrió con quienes prefieren, por la variedad y precios competitivos, comprar repuestos para los vehículos o aparatos tecnológicos en ciudades como Cúcuta.
Así pues, ante la revaluación del dólar y la caída en el peso y el bolívar, el consumidor venezolano seguirá tratando de surfear el incremento de precios, esta vez no solo evidenciará el aumento en los productos nacionales sino que también estará aprisionado por la subida en los productos traídos desde Colombia.
Si desde nuestro país se supiera sacar provecho a “desventajas” como el tener una moneda hiperdevaluada y unos costos operativos muy por debajo de los promedios de la región, otro gallo cantaría. Lamentablemente el bloqueo internacional que trata de asfixiarnos, el saboteo interno, la indiferencia, la improvisación y la falta de claridad política marchan a un paso mucho más acelerado que los aislados intentos por superar la crisis.

Oscar Javier Forero
@Oscar_forero83