Oscar Javier Forero Coronel

miércoles, 11 de enero de 2017

Inicia el año y la canasta alimentaria en San Cristóbal ya roza los 430 mil bolívares.


Después de finalizar el difícil año 2016 y de disfrutar las festividades decembrinas la colectividad en general vuelve a retomar sus espacios de trabajo y la preocupación por hacer alcanzar el menguado ingreso familiar. A pesar que las festividades por el fin de año y el consumismo abarrotado (sin importar la crisis) ya finalizaron, los altos precios continúan presentes en las vitrinas y estantes de los establecimientos comerciales, ni la llegada del nuevo año, ni la disminución del consumo, ni mucho menos la abrupta caída del dólar paralelo (que llegó a estar en 4700 Bs y al día de hoy está en 3350 Bs), lograron hacer revertir los precios.

En el caso especifico de los alimentos, éstos han venido presentando una variación significativa conforme se acercaba el fin de año, repercutiendo de manera directa en la población de más bajos recursos económicos. En vista de esta situación, el ciudadano Presidente de la República anunció un nuevo incremento de sueldos a partir del primero de enero, que coloca el salario mínimo integral en 104.358 bolívares, no obstante y conforme al más reciente estudio del Observatorio de Precios de San Cristóbal, se observa como, aún con el decretado aumento, las necesidades básicas alimenticias no son cubiertas.

Es perentorio mencionar que el propio gobierno nacional ha creado múltiples herramientas para mejorar el poder adquisitivo de la población más vulnerable, bien sea por medio de tarjetas electrónicas subsidiadas o a través de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) sin embargo, ambos programas se quedan insuficientes conforme se incrementan los precios de los alimentos en el mercado especulativo, sumado a que los CLAP sólo surten una pequeña parte de las necesidades alimenticias de una familia promedio.

Para la primera quincena de este 2017, la canasta alimentaria ya se acerca a los 430 mil bolívares, lo cual representa más de 4 veces el salario integral de un trabajador, y más de 10 salarios básicos estipulado en 40.638 bolívares. Esto da muestras de lo complejo y difícil que se torna la situación económica de los trabajadores en Venezuela, pues mientras se efectúan incrementos salariales, la especulación traspasa los limites de la imaginación e incluso rompe con leyes de la economía clásica liberal.

Sobre este punto en particular, es importante aclarar que el incremento de salario mínimo no se considera una medida errada o que, conforme a lo que dicen algunos economistas de derecha "solo sirva de combustible ante la inflación", a este respecto me detendré a explicar dos razones esenciales que obligan al gobierno nacional a efectuar los respectivos incrementos salariales:

1.- Es fácil y hasta alegre rechazar el incremento salarial cuando se gana muy por encima de éste o cuando no se depende de un ingreso fijo para subsistir. Siendo necesario recordar que es una obligación del Estado venezolano velar por garantizar condiciones económicas básicas para todos los venezolanos (algo que incluso con la mejora salarial no se cumple).
2.- Con aumento de sueldos o sin aumento de sueldos el incremento en los precios va a continuar por múltiples factores, algunos netamente especulativos y otros que, también es necesario reconocer, se crearon producto de las distorsiones que la propia política económica del Estado venezolano efectuó.

Es por ello que los incrementos salariales deben ir acompañados de una serie de medidas que paulatinamente desaparezcan las distorsiones que a nivel endógeno puede corregir el gobierno: La eliminación de la dualidad cambiaria, la transparencia en la asignación de dólares, la eliminación de la Ley de Precios Justos y la lucha frontal contra la corrupción son elementos fundamentales para tal fin. 


Oscar Javier Forero
Economista e Investigador
@Oscar_forero83
Oscarjforero83@hotmail.com




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