Oscar Javier Forero Coronel

viernes, 20 de enero de 2017

¿Los hermanos Castaño Gil realmente están muertos?



Por: Gonzálo Guillén
Revista Semana

Se han caído judicialmente todas las versiones de quienes en distintos momentos han asegurado que vieron sus restos mortales.



Nadie ha visto nunca los cadáveres ni las tumbas de los narcotraficantes, paramilitares y asesinos en serie Fidel, Vicente y Carlos Castaño Gil. Además, se han caído judicialmente todas las versiones de quienes en distintos momentos han asegurado que los tuvieron enfrente. Carlos, incluso, en su libro de factura neonazi (Mi confesión) relató la manera heroica como, bajo un diluvio imaginario, él mismo exhumó los despojos mortales de Fidel, su hermano mayor. Fue una sarta de mentiras.
En cuanto a Vicente, recientemente se impidió el cierre de los procesos penales en su contra. Alexandra Valencia, magistrada del Tribunal Superior de Justicia y Paz, concluyó en una ponencia que se convirtió en sentencia:
“Hasta la fecha no aparece en las bases de datos de personas desaparecidas del Instituto Nacional de Medicina Legal, como tampoco cuenta con decisión administrativa ni judicial en la que se tenga soporte el esclarecimiento de la desaparición o muerte de Castaño Gil”. Es decir, para la justicia colombiana, Vicente Castaño no está muerto.
Fidel es el mayor de los tres hermanos Castaño Gil. Nació en Amalfi, Antioquia, y hoy debería tener 66 años de edad. Se inició a los 14 años en la minería ilegal del oro; luego, pasó al área de robo, venta y compra de carros usados y en 1977 se incorporó al comercio de cocaína del cartel de Medellín, comandado por Pablo Escobar. Esta última actividad lo llevó a vivir en Israel, París y Nueva York, donde estableció oficinas de comercio de obras de arte, principalmente falsificadas. El mejor negocio que hizo en este campo fue con un óleo supuestamente original del pintor colombiano Fernando Botero. En el año 81, presumiblemente las FARC, secuestraron al padre de los Castaño Gil y lo asesinaron no obstante haber pagado la mitad del rescate. De allí proviene la guerra a muerte que los tres hermanos emprendieron contra esa guerrilla, la que, además, cuando no le pagaban los "impuestos" que les cobraba, les saboteaba las rutas y los embarques de cocaína hacia Estados Unidos y Europa, que manejaron durante años.
Los Castaño Gil terminaron por aliarse con el cartel de Cali, el Ejército y la Policía, para combatir al enloquecido Pablo Escobar de los años finales, viejo socio de todos ellos. Esto les dio legitimidad y amistades con personajes del más alto nivel en la política, la industria, la banca, las artes y el periodismo.
Fidel Castaño creó sus primeros escuadrones de la muerte bajo la denominación de "Tangueros" debido a que fueron concentrados y entrenados en su hacienda Las Tangas, que ocupaba tierras de los municipios de Tierralta y Valencia, en el departamento de Córdoba.
Más tarde, reorganizó sus fuerzas homicidas en bandas de asesinos más poderosas que llamó Muerte a Revolucionarios del Nordeste. Por último, recompuso, reentrenó y rearmó sus ejércitos con la participación de mercenarios al servicio de otros narcotraficantes y los llamó Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU). Esta fuerza logró operar sus propias rutas de cocaína sin mayor interferencia de las FARC y cometió una seguidilla de masacres de civiles en la enorme región donde operaba, entre ellas las de Segovia, La Mejor Esquina, El Tomate y La Rochela. Fueron orgías de sangre que solían terminar con partidos de fútbol en los que las cabezas de los muertos servían de balones. También, se asociaron con otros delincuentes, la Policía, el Ejército y la desaparecida policía secreta DAS para cometer los magnicidios de los candidatos presidenciales Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal, lo mismo que de otras personalidades como los ministros de Justicia Rodrigo Lara Bolilla y Enrique Low Murtra, el coronel de Policía Jaime Ramírez Gómez o el senador Manuel Cepeda.
En 1994, Fidel fue herido durante un combate contra un frente de las FARC, de acuerdo con unas versiones, o con un reducto del Ejército Popular de Liberación, según otras. En su momento, siendo yo editor del periódico de Bogotá La Prensa, supe que el paramilitar había sido recogido por un helicóptero militar en la mitad del combate y llevado herido al Hospital Militar Central, en donde se recuperó. La publicación me significó una denuncia penal de las Fuerzas Militares de la que el juez me absolvió de entrada al considerar que recoger heridos (así haya sido cierto o no) no constituye ningún delito ni deshonra. Antes, por el contrario, es el deber principal de la fuerza pública.
Por la misma época un buen amigo médico que trabajó en ese hospital me confió durante una cena: "te puedo jurar que Castaño fue recuperado y salió caminando del hospital". Así, si Fidel murió alguna vez tuvo que haber sido en otras circunstancias que nadie conoce y distintas de las que aparecen en su sospechosa biografía oficial.
Una leyenda que todavía circula dice que la muerte de Fidel la propició, en forma misteriosa y sin detalles conocidos, su hermano menor Carlos, en venganza por haber asesinado a la hermana menor de todos ellos, Rumualda, a quien estranguló con sus propias manos cuando comprobó por sí mismo el viejo rumor de que era lesbiana.
En 1998, cuando llegué a Cali para asumir el cargo de Editor General del periódico El País, me reuní con el hoy difunto obispo católico local, Isaías Duarte Cancino, como parte de una serie de visitas obligadas para familiarizarme con las personalidades de la región. Yo sabía perfectamente de su amistad pública con los Castaño Gil y le pregunté por ellos. Recuerdo con precisión lo que me contestó cuando se refirió a Fidel –el más amigo suyo– con un pedido de confidencialidad que hoy ya carece de todo sentido: "él quedó muy mal herido en un combate, los militares lo recuperaron y ahora vive en Portugal". ¿Falso? ¿Cierto?
Vicente Castaño, también nació en Amalfi, en 1957. Está pedido en extradición por Estados Unidos y mientras no se acredite su muerte, hasta hoy improbable, seguirá siendo buscado por ese país hasta cuando cumpla 99 años de nacido, me dijo hace tres años una fuente de la Corte Federal del sur de Nueva York que lo reclama.
A la Fiscalía General de Colombia llegó, en agosto de 2007, una carta de la desaparecida y corrupta policía política DAS (vieja aliada de los Castaño Gil) según la cual ese organismo recibió "un documento manuscrito por un sujeto que se identifica como N.N. alias El Gordo, en el cual se establece que el homicidio de Vicente Castaño ocurrió el 17 de marzo de 2007 en una finca ubicada entre los municipios de Nechí, Antioquia, y Ayapel, Córdoba...". Esta versión, no ha sido aceptada por la justicia y sobre ella, inclusive, el paramilitar y narcotraficante Ebert Veloza, alias HH (reconocido compinche de Vicente), declaró en 2008 que no hubo tal muerte. Sostuvo que el jefe paramilitar alguna vez le confió que " él se escondería, como las ratas en las alcantarillas, y nunca más le volvería a dar la cara al país".


¿Falso? ¿Verdadero?
Carlos, el menor de los tres Castaño Gil, nació en 1965, en Amalfi, como todos ellos. Con las amistades políticas, militares, policiales, delincuenciales y empresariales labradas por Fidel, Carlos agrandó todavía más sus bandas de asesinos, cubrió con ellas casi todo el territorio nacional y las denominó Autodefensas Unidas de Colombia. Ideó la manera de venderles franquicias de la organización a los más poderoso narcotraficantes y con ellos inundó de sangre a Colombia. No obstante, un par de aliados suyos lo enfrentaron por creer que había desvirtuado del todo la esencia contraguerrillera de las bandas que habían formado entre todos y se desató una guerra intestina que Carlos Castaño Gil y sus nuevos aliados los narcotraficantes, ganaron.
En la mitad de esas disputas, Carlos Castaño Gil se casó en segundas nupcias con la ex reina de belleza Karina Gómez Toro. Con ella tuvo una niña, Rosario María, que nació con una enfermedad conocida como "maullido de gato". Se trata de un atraso debido al cual los niños que lo padecen maúllan sin consuelo y esto lo llevó a él a padecer unos arrestos de locura y desenfreno peores de los que se le conocían. Lloraba y se golpeaba la cabeza contra las paredes al oír chillar a su pequeña hija.
Convino con su amigo el presidente de entonces, Álvaro Uribe Vélez, entregar las armas y desmovilizar los ejércitos sobre los que ya era poco el mando real que tenía y pidió perdón de manera pública e inusitada por la innumerable cantidad de atrocidades que había cometido.
La posibilidad de llevar a la niña para ser tratada en otro país lo indujo a negociar con agentes de Estados Unidos la entrega de narcotraficantes socios suyos, estos se enteraron, la organización paramilitar se disolvió y Carlos Castaño desapareció. La leyenda sostiene que se escondió en Arboletes, cerca de la selvática frontera con Panamá, y luego pasó a una región vecina a Santa Fe de Antioquia, en donde su viejo aliado Jesús Ignacio Roldán Pérez, alias "Monoleche", guardaespaldas de su hermano Vicente, supuestamente lo asesinó, en abril de 2006, de lo cual no quedó rastro ni evidencia alguna. Dos años después, los que se creyó eran sus restos mortales fueron encontrados y sometidos a una prueba de ADN que los confirmó como suyos. No obstante, la Corte Suprema de Justicia rechazó la validez de esas pruebas y en 2008 lo declaró vivo al condenarlo como responsable de la masacre de Mapiripán, en la que asesinaron a decenas de personas que fueron llevadas al matadero municipal, donde las sacrificaron, de una en una, como animales. La orden de arresto por estos hechos está vigente.
¿Qué sucedió con Carlos Castaño? En 2009 entrevisté a un piloto que había manejado el helicóptero oficial de la gobernación de Antioquia. Me contó que recibido una orden oficial de llevar a la esposa de Castaño Gil con la niña enferma hasta Costa Rica, en donde ella, al apearse, le contó que se reuniría con su esposo para poner a la hija de ambos en manos de los mejores médicos del mundo en el manejo del "maullido de gato". Ella, según el piloto, le contó que esos especialistas estaban "en Israel y Estados Unidos".

¿Falso o Verdadero?
Fingir su propia muerte ha sido común en los criminales colombianos. Por ejemplo, Wilmer Varela, alias ‘‘Jabón‘‘, uno de los narcotraficantes más poderosos, sanguinarios y escurridizos de Colombia, llegó al extremo de asesinar en Caracas, en 2006, a un periodista venezolano de gran parecido físico con él y luego lanzó el rumor de que era él mismo quien finalmente había sido eliminado por sus enemigos tras haber huido del país y cambiado su rostro.
Investigadores judiciales de Venezuela y Colombia individualmente comprobaron que el periodista, director del semanario caraqueño Ahora, José Joaquín Tovar Figueroa, de 53 años, fue asesinado por sicarios colombianos enviados por "Jabón". Físicamente, el periodista era asombrosamente parecido al delincuente colombiano.
Fue la tercera vez que el narcotraficante organizó una engañifa para fingir su propia muerte e intentar con ello parar la intensa persecución de sus enemigos y de las autoridades. Washington ofrecía US$ 5 millones por su cabeza.
En 2003, ‘‘Jabón‘‘ consiguió que periodistas corruptos colombianos divulgaran una noticia sobre un cáncer catastrófico que le habría quitado la vida en la clandestinidad y la versión fue reforzada con una fotografía del "cadáver‘‘.
En 1998, ‘‘Jabón‘‘ difundió la versión de su primera "muerte" cuando salió ileso de un ataque real de pistoleros de un rival al que posteriormente mandó asesinar.
En 2008 se informó sobre una nueva muerte de "Jabón", ocurrida en un complejo turístico del sector de Lomas de Los Ángeles, en el estado venezolano de Mérida, donde sus enemigos del cartel del Norte del Valle lo habrían alcanzado. Hasta ahora, esta versión ha sido aceptada como cierta por las autoridades.
Llevo más de una década investigando sobre el paradero de los Castaño Gil. Ha sido un reto profesional que no abandonaré. Hoy no puedo decir de manera concluyente que estén vivos. Tampoco puedo informar que estén muertos.


martes, 17 de enero de 2017

TASAS DE CAMBIO: RIESGOS E IMPLICACIONES

Una evaluación de los distintos tipos de cambio que podrían funcionar en la frontera


Por: Oscar Javier Forero (*)



Tras el anuncio de reaperturar casas de cambio del lado venezolano, que hagan frente a los más de dos mil operadores cambiarios fronterizos que operan de manera descarada y flagrante en la ciudad de Cúcuta, afectando de manera incalculable a la economía venezolana, surgió una nueva inquietud ¿A qué tasa de cambio funcionarán estas casas?, al respecto me permito hacer una evaluación de los tres tipos de cambio con los cuales podrían funcionar estos agentes:



OPCIÓN Nº 01: Tasa de cambio en base al dólar DIPRO. Estimada en 293 pesos por bolívar.
Fórmula para hallar su valor: Valor oficial del dólar en Colombia (Tasa Representativa del Mercado) / Valor del Dólar en Venezuela (DIPRO).

TRM: 2935,96 pesos por dólar.
DIPRO: 10 bolívares por dólar.

2935,96 ÷ 10 = 293 pesos por bolívar.
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
1.- Teóricamente revalorizaría enormemente al bolívar.
1.- Se basa en un dólar muy subvalorado, subsidiado y que más que beneficiar afecta al país.

2.- Esta tasa no se encuentra reconocida a nivel internacional ni siquiera por el propio Banco Central de Venezuela.

3.- El valor de la moneda no se decreta, se construye con múltiples factores endógenos y exógenos.

4.- Se colocaría a la economía venezolana en una burbuja con muy graves problemas de carácter macroeconómico e insostenible.

5.- El dólar DIPRO solo existe para importaciones especiales o estratégicas.

6.- En un par de días nos quedaríamos sin reservas internacionales.

7.- Por efectuar una sola transacción de bolívares a pesos (a tasa de 293) y de luego pesos a bolívares (a tasa de 0,90), se obtendría un margen de ganancia de 32500%

8.- Es algo técnica, económica, financiera y políticamente insostenible.











OPCIÓN Nº 02: Tasa de cambio en base al dólar DICOM. Estimada en 4 pesos por bolívar.
Fórmula para hallar su valor: Valor oficial del dólar en Colombia (Tasa Representativa del Mercado) / Valor del Dólar en Venezuela (DICOM).

TRM: 2935,96 pesos por dólar.
DICOM: 676,61 bolívares por dólar.

2935,96 ÷ 676,61 = 4,33 pesos por bolívar.
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
1.- Es la tasa oficial del mercado según lo ha reconocido el BCV y el Banco de la República de Colombia.
1.- No reconoce una realidad latente y objetable que “no necesariamente porque no se mencione no existe” como lo es el mercado paralelo, el cual ha dominado y aún domina a sus anchas la economía no solo fronteriza sino nacional.
2.- El gobierno nacional tiene la potestad y soberanía suficiente de fijar la tasa de cambio que mejor le favorezca a su población.
2.- Determina el valor del bolívar sobre una realidad que no viven los pueblos de frontera.
3.- Se estaría efectuando una mejora significativa del poder adquisitivo de la población venezolana, con especial énfasis en los pueblos de frontera.
3.- El dólar DICOM solo existe en las transacciones oficiales de la República Bolivariana de Venezuela, el resto de operaciones se tranzan en dólar no oficial.
4.- Se estaría dando una respuesta económica pero también política a la República de Colombia en torno a la tasa de cambio que debe regir en la frontera.
4.- La única vía para hacer efectiva esta medida y para no permitir la formación de mafias, gestores y todo lo que tras de ello se puede formar es por medio de estrictos controles, y es menester reconocer que los “controles de controles” no han funcionado.
5.- Seria sumamente atractivo para el ciudadano común.
5.- Se podría generar de manera fácil y simple una especie de “RECADI Fronterizo” donde una persona con tan solo efectuar una transacción en Venezuela a tasa DICOM (4 pesos por bolívar) de bolívares a pesos y una transacción en Colombia a tasa no oficial (0,90 pesos por bolívar) de pesos a bolívares, obtendría ganancias de 440%.
6.- Por presentar una tasa de cambio más atractiva para quien desde Venezuela desee cambiar a pesos, disminuirá notablemente el flujo de venezolanos que acudan a Cúcuta a dejar sus bolívares.
6.- Esto significa que una persona invirtiendo 100 mil bolívares podría, en unos minutos y caminando un par de cuadras, convertir ese “capital inicial” en 444.000 bolívares.
7.- Por presentar una tasa de cambio más atractiva para quien desde Venezuela desee cambiar a pesos, disminuirá notablemente el flujo de venezolanos que acudan a Cúcuta a dejar sus bolívares.
7.- Para mantener esta tasa de cambio el Estado venezolano tendrá que obligatoriamente surtir de los pesos suficientes a las Casas de Cambio (pues el sector privado no ofertará pesos a esta tasa así como no oferta dólares a tasa DICOM), lo cual representa un inconveniente para la economía venezolana, debido a que se requieren diariamente varios cientos de millones de pesos.
8.- Tomando en cuenta que, hasta el momento, el grueso de las operaciones de tranza de moneda la hacen venezolanos que acuden a Colombia y no viceversa, pondrá en aprietos a los operadores cambiarios fronterizos de Cúcuta, pues verán mermada la demanda de pesos.
8.- Al cerrarse la fuente de financiamiento de las casas de cambio, como lo era la venta de gasolina a vehículos colombianos en Venezuela, la única fuente de financiamiento que queda es por medio del uso de reservas que posea el BCV en pesos, pero: a.- Estas reservas son un ahorro, por lo tanto gastarlas no es positivo. b.- Éstas son limitadas. c.- En la actualidad tenemos las reservas internacionales más bajas en años. d.- Reducir las reservas internacionales dispararía el riesgo país y el dólar paralelo.
9.- Es la respuesta al espaldarazo que le dio Juan Manuel Santos y Mariangela Holguin a los contrabandistas de combustible, con la decisión de no permitir la salida de vehículos colombianos a Venezuela.
9.- Es una medida a corto plazo que podría considerarse, entendiéndose las dinámicas económicas y la realidad actual de Venezuela como peligrosa.
10.- Por lo tanto es muy probable que busque generar una respuesta por parte de Colombia.
10.- Es contraproducente poner a competir a 8 casas de cambio sin experiencia, contra 2 mil operadores cambiarios fronterizos con 20, 30 y hasta 50 años de labor ininterrumpida.
11.- Al presentar resultados a corto plazo obligará a Colombia a buscar el entendimiento y acuerdo mutuo.







OPCIÓN Nº 03: Tasa de cambio en base al valor dado por las Casas de Cambio (Operadores Cambiarios Fronterizos) colombianas.
Estimada en 0,90 pesos por bolívar.
Fórmula para hallar su valor: Valor del dólar en Colombia (Según los operadores cambiarios fronterizos) / Valor del dólar paralelo en la frontera Venezolana por transferencia (Según bolívar Cúcuta).

Dólar en Colombia: 2780 pesos por dólar.
Dólar paralelo en frontera según bolívar Cúcuta: 2989 bolívares por dólar.

2780 ÷ 2898 = 0,93 pesos por bolívar.
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
1.- Si bien aceptar esta tasa implica un alto costo político, estaría reconociendo una realidad latente: A la economía venezolana, al venezolano de a pie lo arropa casi que por completo el mercado paralelo. Basta con revisar cifras de inflación para aceptar esto.
1.- Es la tasa no oficial del mercado, la cual ha sido infinidad de veces denunciada por el gobierno venezolano como irreal.
2.- Se estaría llevando a cabo algo que el propio Presidente de la República ha solicitado en múltiples ocasiones: Sincerar la economía nacional para corregir las distorsiones.
2.- Se estaría efectuando una devaluación de la moneda
3.- Acoplándose a la tasa de cambio determinada en Cúcuta y colocándose 0,05 puntos por encima de ésta, se estaría aplicando “dumping”, obligando a las casas de cambio colombianas a pagar mejor el bolívar por un tema de competencia y progresivamente ir subiendo el valor del bolívar a la tasa de cambio DICOM de 4 pesos por bolívar.
3.- Se debilitaría (por lo menos en su imagen ante el pueblo) el poder del Estado venezolano.
4.- Seria una medida que no le daría chance u oportunidad a las mafias y demás entorno de lucrarse.
4.- Al reconocerse la realidad del mercado, se correría el riesgo de tener que mantener el valor del peso en lo que estimen las casas de cambio por la influencia de otras variables como la confianza de los usuarios en el sistema financiero colombiano, el contrabando, entre otras.
5.- Al aplicar “dumping”, se iría poco a poco dominando el mercado y neutralizando a las casas de cambio colombianas.
5.- De no darse resultados a corto plazo el dólar paralelo podría dispararse aún más.
6.- Es una medida mucho más racional técnica y económicamente hablando, pues no se requerirían tantos pesos para su sostenimiento en el tiempo.
6.- Al reconocerse (así sea por la vía de hecho), a la economía paralela se corre el riesgo de tener que aceptar como “validas” todas sus arbitrariedades y distorsiones.

7.- Es una medida que a pesar de que podría dar resultados preliminares inmediatos, es más a mediano y largo plazo.







A modo de conclusión el gobierno nacional, por lo menos durante esta primera etapa, ha decidido reaperturar las casas de cambio con una tasa de 4 bolívares por peso como una forma de presionar a Colombia y de dar una respuesta no solo política sino económica. Es sumamente importante e interesante el comportamiento que tengan en las próximas horas los operadores cambiarios fronterizos ubicados en la ciudad de Cúcuta, allí se encuentra la mejor forma de evaluar la efectividad de esta medida.

Personalmente considero que lo más adecuado, a pesar del costo político que ello implica (pero que igual en algún momento se tendrá que pagar), era iniciar con una tasa de 0,95 pesos por bolívar (0,05 puntos por encima de los operadores de Cúcuta) y bajo una estrategia de dumping para ir progresivamente y poco a poco dominando el mercado y neutralizando a esos más de 2 mil agentes financieros que desde la vecina ciudad de Cúcuta afectan a la totalidad del pueblo venezolano.

¿Cuál cree que es la mejor tasa de cambio a aplicar?, juzgue y opine usted mismo.

(*) Economista e Investigador
Sugerencias y comentarios:
@Oscar_forero83
Oscarjforero83@hotmail.com

miércoles, 11 de enero de 2017

Inicia el año y la canasta alimentaria en San Cristóbal ya roza los 430 mil bolívares.


Después de finalizar el difícil año 2016 y de disfrutar las festividades decembrinas la colectividad en general vuelve a retomar sus espacios de trabajo y la preocupación por hacer alcanzar el menguado ingreso familiar. A pesar que las festividades por el fin de año y el consumismo abarrotado (sin importar la crisis) ya finalizaron, los altos precios continúan presentes en las vitrinas y estantes de los establecimientos comerciales, ni la llegada del nuevo año, ni la disminución del consumo, ni mucho menos la abrupta caída del dólar paralelo (que llegó a estar en 4700 Bs y al día de hoy está en 3350 Bs), lograron hacer revertir los precios.

En el caso especifico de los alimentos, éstos han venido presentando una variación significativa conforme se acercaba el fin de año, repercutiendo de manera directa en la población de más bajos recursos económicos. En vista de esta situación, el ciudadano Presidente de la República anunció un nuevo incremento de sueldos a partir del primero de enero, que coloca el salario mínimo integral en 104.358 bolívares, no obstante y conforme al más reciente estudio del Observatorio de Precios de San Cristóbal, se observa como, aún con el decretado aumento, las necesidades básicas alimenticias no son cubiertas.

Es perentorio mencionar que el propio gobierno nacional ha creado múltiples herramientas para mejorar el poder adquisitivo de la población más vulnerable, bien sea por medio de tarjetas electrónicas subsidiadas o a través de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) sin embargo, ambos programas se quedan insuficientes conforme se incrementan los precios de los alimentos en el mercado especulativo, sumado a que los CLAP sólo surten una pequeña parte de las necesidades alimenticias de una familia promedio.

Para la primera quincena de este 2017, la canasta alimentaria ya se acerca a los 430 mil bolívares, lo cual representa más de 4 veces el salario integral de un trabajador, y más de 10 salarios básicos estipulado en 40.638 bolívares. Esto da muestras de lo complejo y difícil que se torna la situación económica de los trabajadores en Venezuela, pues mientras se efectúan incrementos salariales, la especulación traspasa los limites de la imaginación e incluso rompe con leyes de la economía clásica liberal.

Sobre este punto en particular, es importante aclarar que el incremento de salario mínimo no se considera una medida errada o que, conforme a lo que dicen algunos economistas de derecha "solo sirva de combustible ante la inflación", a este respecto me detendré a explicar dos razones esenciales que obligan al gobierno nacional a efectuar los respectivos incrementos salariales:

1.- Es fácil y hasta alegre rechazar el incremento salarial cuando se gana muy por encima de éste o cuando no se depende de un ingreso fijo para subsistir. Siendo necesario recordar que es una obligación del Estado venezolano velar por garantizar condiciones económicas básicas para todos los venezolanos (algo que incluso con la mejora salarial no se cumple).
2.- Con aumento de sueldos o sin aumento de sueldos el incremento en los precios va a continuar por múltiples factores, algunos netamente especulativos y otros que, también es necesario reconocer, se crearon producto de las distorsiones que la propia política económica del Estado venezolano efectuó.

Es por ello que los incrementos salariales deben ir acompañados de una serie de medidas que paulatinamente desaparezcan las distorsiones que a nivel endógeno puede corregir el gobierno: La eliminación de la dualidad cambiaria, la transparencia en la asignación de dólares, la eliminación de la Ley de Precios Justos y la lucha frontal contra la corrupción son elementos fundamentales para tal fin. 


Oscar Javier Forero
Economista e Investigador
@Oscar_forero83
Oscarjforero83@hotmail.com




Diario El Tiempo de Colombia: "90 por ciento de la carne que se consume en Cúcuta proviene de Venezuela"

El diario más influyente y de mayor circulación en Colombia acaba de sacar un reportaje en el cual detalla una realidad latente: 9 de cada 10 kilogramos de carne que consumen los 800.000 habitantes de la zona metropolitana de Cúcuta provienen de Venezuela.

Este fenómeno que beneficia a los grupos que delinquen en la frontera se debe al excesivo costo de la carne de res en el mercado interno colombiano, la cual varia de los 10 mil a los 20 mil pesos, dependiendo del establecimiento comercial. Al igual que con los combustibles se presentan altas tasas de ganancia, que podrían ser aprovechadas por el gobierno venezolano, productores y campesinos para colocar carne de calidad y con todas las normas sanitarias en la mesa de los colombianos de forma legal por medio de convenios de complementariedad e intercambio comercial. Acá el reportaje:



EL TIEMPO Por: Pedro Vargas

Es tanto el contrabando de carne de res de Venezuela a Colombia, que de tres frigoríficos que existían hace 10 años en el área metropolitana de Cúcuta, solo quedaría uno para el año entrante, y apenas sobrevive económicamente.

Autoridades departamentales calculan que alrededor de 90 por ciento de la carne que se consume en la capital de Norte de Santander proviene de Venezuela. Y las cuentas son claras: una ciudad como Cúcuta, con cerca de 800.000 habitantes, debe consumir unas 400 reses diarias, y las dos plantas de sacrificio apenas sacan un promedio de 45 reses en estos momentos.



Luz Marina Criado, gerente de Frigofrontera, el que más sacrifica ganado en la región, asegura que ha tenido que reducir su planta de personal de 65 a 17 empleados en la actualidad para seguir operando a costos y no han cerrado por consideración con los empleados y la esperanza que la situación del contrabando de carne algún día se solucione.
Mientras que Friogan, la planta de procesamiento del Fondo Nacional del Ganado, se encuentra en proceso de liquidación judicial, con unas pérdidas que ascienden a 624 millones de pesos solo en el primer semestre de este año.


Las cuentas de Frigofrontera no dejan lugar a dudas del fenómeno y la cantidad de carne de contrabando que llega desde Venezuela. En septiembre de 2015, cuando la frontera entre los dos países estaba recién cerrada y con fuertes controles por parte de los dos países, esa planta de procesamiento sacrificó 2.018 reses.



Y los niveles se mantuvieron durante los últimos cuatro meses del año pasado en un promedio de 1.784 reses mensuales, mientras que el promedio de septiembre a noviembre de 2016, cuando la frontera volvió a ser reabierta, apenas está en 874 reses mensuales, lo que arroja una cifra de 31 reses diarias.
Mientras que en Friogan, para el mismo periodo, el promedio es de unas 12 reses diarias, afirmó un conocedor del asunto.
El contrabando de carne es tan rentable, que por monopolizarlo se pelean las bandas criminales de la región y la guerrilla del ELN. Incluso en el último mes han muerto nueve personas por lo que las autoridades consideran retaliaciones o luchas de poder entre los diferentes grupos criminales.



La rentabilidad del negocio radica en el costo del alimento en Venezuela, el cual es subsidiado por ser de primera necesidad, en el diferencial cambiario y en el costo del ganado en ese país.



Y la situación se agravó con la reapertura de la frontera, pues debido a la difícil situación económica y social de Venezuela, ya no son solo los grupos criminales sino las personas normales que contrabandean el alimento al menudeo por necesidad.
Las autoridades civiles, policiales y ganaderos de la región afirman que muchas de las personas que pasan diariamente a Colombia para comprar artículos de primera necesidad, traen carne escondida en bolsas, maletas o morrales para venderla o cambiarla por otros productos de primera necesidad que tanto escasean en ese país.



“El negocio es muy fácil, compran la carne allá en 4.000 pesos el kilo, traen cinco, seis kilos, y lo venden aquí en Colombia en 10.000 o 12.000 pesos y con eso sobreviven diariamente. Además que es carne de muy buena calidad”, relata el dueño de un supermercado en el barrio La Parada, del lado colombiano del puente internacional Simón Bolívar.



Todo esto ayudado por un diferencial cambiario, en el que el bolívar se ha depreciado poco más de 250 por ciento en los últimos tres meses y que obligó al gobierno venezolano a expedir nuevos billetes de hasta 20.000 bolívares a partir de la semana entrante.
“Por todo esto, actualmente las mafias del contrabando consiguen un kilo de carne a 1.000 pesos de ganado en pie en Venezuela, mientras que en Colombia vale 4.000 pesos”, revela un ganadero de la región.



La Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) estima que este negocio mueve unos 300.000 millones de pesos al año, y que solo a Norte de Santander entran unas 10.000 reses de manera ilegal mensualmente.



“Y al ser la carne un producto con precio controlado en Venezuela y con el cual algunas veces pierden plata, los ganaderos de ese país prefieren vendérsela a los ‘clientes’ colombianos”, explica un funcionario de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) en Cúcuta.
El coronel William Valero, comandante de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), manifiesta que el contrabando al menudeo “es un control que es mucho más difícil de hacer, casi que imposible. Habría que tener una cantidad indeterminada de escáneres y personas para controlar a 40.000 personas que pasan diariamente de allá para acá”.
Por esto, y a petición de las autoridades civiles y gremios de la región, la Polfa decidió a partir de la próxima semana blindar las plazas de mercado de Cúcuta con controles sobre las entradas a Cenabastos, la principal plaza de mercado de la ciudad, “nos la vamos a tomar y vamos a controlar todas las entradas, camiones, taxis, y controles internos para detectar la carne de contrabando y decomisarla”.
Valero da a conocer que debido a la virulencia de los grupos ilegales, en la zona les tocó cambiar su forma de operar, pues ahora sus hombres van con fusiles y algunas veces tienen que ir acompañados del Ejército, Goes, Esmad, ya que muchas veces se presentaban enfrentamientos armados y no tenían el armamento necesario para combatir a los grupos delincuenciales. 
El contrabando de carne fortalece los grupos criminales, afecta al fisco del departamento y consolida la cultura de la informalidad, en una región que se ha visto perjudicada por esta conducta desde siempre.
Preocupaciones sanitarias
Andrés Hoyos, presidente del Comité Departamental de Ganaderos (Coganor), asegura que el principal problema con la situación tiene que ver con la parte sanitaria, pues podría ingresar la fiebre aftosa al departamento, el cual nunca ha tenido la condición de estar libre de esta enfermedad.
Además, al comercializarse la carne de origen ilegal, las plantas de sacrifico no son utilizadas en la medida que se debe. “Es el caso de Friogan, que está en serio riesgo de cerrarse, de acuerdo a los anuncios del liquidador judicial, lo que también contribuye al sacrificio de ganado de manera informal”, concluye Hoyos.

Tomado de: http://blogs.eltiempo.com/al-punto/2017/01/05/mafias-del-contrabando-consiguen-el-kilo-de-carne-en-venezuela-a-mil-pesos/

martes, 10 de enero de 2017

¿Qué tan necesarias son las casas de cambio venezolanas?


Por: Oscar Javier Forero (*)

Recientemente el Presidente de la República Nicolás Maduro Moros ha anunciado la instalación de un conjunto de casas de cambio del lado venezolano para generar un contrapeso a los casi dos mil operadores cambiarios fronterizos que se encuentran apostados en la ciudad de Cúcuta y que han llegado al extremo de usurpar funciones de soberanía económica y política monetaria de la República Bolivariana de Venezuela.

Esta medida ha generado un amplio debate en la colectividad en general, con especial énfasis en la residente en el estado Táchira, fronterizo con Colombia y que posee en conjunto con el Departamento del Norte de Santander la frontera más dinámica de América Latina y una de las más dinámicas del mundo, si tomamos en cuenta los miles de millones de dólares [1] que producto del flujo comercial formal, informal e ilegal se mueve por este importante corredor geográfico y económico.

El debate en cuestión, parte del hecho (generalmente aceptado por la colectividad) de que la moneda venezolana es afectada de manera arbitraria por las casas de cambio colombianas, quienes día a día, incluyendo fines de semana, días sin actividad bancaria y en el proceso de cierre de frontera, emiten una especie de reporte diario sobre el valor asignado por estos agentes al dólar dentro del territorio venezolano y al peso colombiano, en una jugada que ha resultado casi perfecta, pues aprovechando los bajos precios de los alimentos y los combustibles en territorio venezolano, se ha generado, desde poco antes de 2002 un proceso de dominio y control por parte de grupos paraestatales (en su mayoría paramilitares “desmovilizados” en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez) que han encontrado en la zona fronteriza el espacio ideal para generar ingestas ganancias producto de actividades delictivas como el contrabando de alimentos y de combustibles, estos últimos por cierto, van a suplir los requerimientos no sólo de buena parte del parque automotor neogranadino, sino los requerimientos para la producción de la cocaína, en la aledaña región del Catatumbo, también tomada por grupos paramilitares desde hace cerca de 20 años y que hoy por hoy es una de las principales zonas de producción de hoja de coca del mundo [2].

El accionar de los grupos delictivos los llevó a no solo dominar el mercado del contrabando, sino que también abordaron el mercado financiero: Mientras más depreciado esté el bolívar mayor será la tasa de ganancia, que en el caso del combustible posee un margen de utilidad, al día de hoy, de hasta 171.000 %. Una cifra muy superior a la tasa de retorno de actividades duramente penadas como el narcotráfico o la venta de armas.

De los cerca de dos mil operadores cambiarios fronterizos que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) funcionan en la ciudad de Cúcuta, una buena parte están dominados por grupos paramilitares, el otro grupo perteneciente a comerciantes de oficio, simplemente debe plegarse a las “directrices” que día a día emana el poder paraestatal con respecto al valor de la moneda venezolana, en un caso único en el mundo de suplantación de funciones de un banco central legalmente constituido y de manera extraterritorial.

La medida de instalar las casas de cambio del lado venezolano, se ha interpretado como “una cucharada de su propia medicina”, a la permisividad que presenta el Estado colombiano, de permitir que en una de sus principales ciudades, se ataque de manera sistemática y supremamente perjudicial a la economía de su vecino venezolano, sin que se tomen acciones que pongan freno a este fenómeno delincuencial y anti soberano, no obstante, esta medida busca fortalecer el bolívar pero sin interferir en la soberanía económica y cambiaria colombiana.

Pero: ¿Son realmente necesarias la instalación de casas de cambio en Venezuela?.

Antes de ello, es importante mencionar, que históricamente en la frontera entre Venezuela y Colombia ha existido un notable, creciente y pujante intercambio comercial (con especial énfasis en los periodos de expansión económica venezolana). Producto de la nada despreciable renta petrolera, cientos de miles de venezolanos iban e incluso aún van a territorio neogranadino a adquirir desde ropa hasta repuestos y alimentos, también, se hace necesario mencionar, que casi la totalidad del mercado financiero, es decir de tranza de moneda ha funcionado del lado colombiano, al punto que mientras en la ciudad de Cúcuta las casas de cambio se cuentan por miles, en las vecinas San Antonio del Táchira-Ureña no llegaron a funcionar (antes de la prohibición por parte del Estado venezolano) más de 19 establecimientos de este tipo. Ello demuestra el dominio casi absoluto no solo en la transa de la moneda, sino en la colocación del precio de esta, fenómeno que como ya se ha dicho fue aprovechado por los grupos ligados a la economía delictiva.

Tal situación ha generado que el venezolano vea como algo normal el tener que llevar bolívares a Cúcuta para cambiarlos a pesos o incluso para directamente comprar en los establecimientos comerciales en bolívares a la tasa que ellos colocan y bajo las condiciones que ellos determinen. Como resultado: inmensas cantidades de bolívares salen a diario desde territorio venezolano a territorio colombiano, con el agravante que mientras mayor caída presenta el bolívar, mayores son las cantidades de dinero que el venezolano debe llevar a Colombia, dando como resultado una inundación de bolívares en el mercado interno de la ciudad de Cúcuta. Casas de cambio, locales comerciales y demás establecimientos se abarrotan a diario de bolívares venezolanos (Es importante acotar que el grueso del consumo de la ciudad de Cúcuta lo llevan a cabo venezolanos y que recientemente se comenzó a dar un fenómeno conocido como “cambiazo” en el que grupos ligados a la economía delictiva pagan entre 5 y 15% vía transacción electrónica por llevar bolívares en efectivo a Cúcuta).

Ante esta inundación de bolívares y ante la poca circulación de pesos, se presenta un fenómeno de ley de oferta y demanda: Muchos bolívares hacen que el precio de éste sea bajo y pocos pesos hacen que el precio de éste sea alto. Si bien, en la ciudad de Cúcuta se toma en cuenta este fenómeno para determinar el valor de la moneda venezolana, ello no debe interpretarse como una “justificación” al valor cada vez más depreciado del bolívar, puesto que su caracterno deja de ser arbitrario; como ya se dijo, las casas de cambio colombianas no tienen las facultades para ejercer funciones de Banco Central de Venezuela por razones más que obvias, sumado a que el mercado financiero en el Norte de Santander está profundamente distorsionado por factores como el “cambiazo”, la inundación nada casual de dólares [3] y la presencia amenazante de grupos armados al margen de la ley.

De igual forma, es perentorio refutar aquella tesis muy repetida en territorio venezolano y en medios de comunicación que esgrime que el precio dado al bolívar es producto del capricho de una persona sentada junto a una computadora. De obtenerse el valor de la moneda venezolana por un simple capricho y no por medio de un mercado de oferta y demanda, el bolívar no habría recuperado de manera drástica su valor cuando el propio Presidente de la República anunció la salida de circulación del billete de 100 bolívares [4], (esta medida que en un inicio fue drástica pero a su vez efectiva hizo que el bolívar comenzara a escasear en Cúcuta, lo cual mejoró su valor).

Debido al dominio histórico del mercado financiero por parte de Colombia, se hace más que necesaria la instalación, progresiva y sistemática de un conjunto de casas de cambio del lado venezolano que vayan poco a poco generando un contrapeso al dominio ya expuesto y a las distorsiones antes mencionadas, para ir, en conjunto con otro tipo de medidas de carácter económico, energético y hasta diplomático, recuperando no solo el valor del bolívar, sino la soberanía financiera y monetaria, algo que jamás debimos dejar perder y que costará mucho esfuerzo recuperar.

Algunas tesis y posturas de actores políticos dan como posible solución el cierre “indefinido” de la frontera o el rompimiento de relaciones comerciales con Colombia, no obstante, ante esas hipotéticas acciones, los flujos comerciales continuaran aún con la frontera cerrada y aún sin relaciones entre ambos gobiernos, pues los lazos económicos, familiares y sociales no desaparecerán nunca de lapsiquis de los pueblos fronterizos. Por ello se debe crear una nueva cultura donde el venezolano que desee dirigirse a la ciudad de Cúcuta cambie con total libertad sus bolívares a pesos en territorio nacional y así no seguir alimentando al mercado especulativo nortesantandereano y a las mafias que incrementan su poder delictivo.


LA TASA DE INTERCAMBIO:
Después del anuncio presidencial surge otra gran interrogante: ¿A qué tasa de cambio funcionaran estas casas?.

Es útil recordar que el gobierno nacional mantiene su política cambiaria de dualidad (DIPRO y DICOM) y que de manera paralela funcionan otro conjunto de tasas de cambio (dólar Caracas, dólar Cúcuta, dólar implícito, entre otras) que alteran, en su conjunto, el mercado financiero no solo con el dólar sino con el peso colombiano.

El gobierno nacional, en concordancia con las tasas de cambio establecidas de manera oficial e incluso con el discurso de varios voceros, debería establecer una tasa de cambio en base al dólar DICOM (tal como lo reconoce el Banco de la República de Colombia), es decir con un valor del bolívar calculado al día de hoy martes 10 de enero de 2017 en 4,30, muy por encima de la tasa de cambio establecida en Cúcuta de 0,90 pesos por bolívar, pero en la práctica y siendo sinceros salir a competir a esta tasa es un suicidio, por múltiples razones tanto técnicas como económicas: 1.- Habría una estampida de venezolanos queriendo cruzar la frontera a comprar productos colombianos que dejarían en un par de horas sin liquidez y en la quiebra a las casas de cambio. 2.- Se podría fácilmente generar un ”RECADI Fronterizo”, con cientos o miles de personas cambiando bolívares a pesos en Venezuela y cambiando esos mismos pesos a bolívares en Cúcuta y viceversa, en una actividad que dejaría cerca de 500% de utilidad por solo caminar unos metros.

Es por ello y muchas otras razones, que la  tasa de cambio más racional, técnica y económicamente factible para aperturar operaciones, aun estando en la ilegalidad tantas veces denunciada, es la que tienen estimadas las casas de cambio colombianas, con la salvedad que podrían ir efectuando una jugada (muy propia del capitalismo por cierto) de “dumping”, donde se ofrezca una mejor tasa de cambio de entre 0,05 y 0,1 puntos por encima a lo estipulado por Cúcuta (al día de hoy entre 0,95 y 1 peso por bolívar), que cumpla dos funciones específicas: 1.- Ser más atractivas para el ciudadano venezolano, es decir quitarle clientela e influencia a las casas de cambio colombianas y 2.- Ir poco a poco subiendo la tasa de cambio hasta equipararla a niveles de tasa DICOM que como anteriormente dijimos sería lo teóricamente lógico.

A esta medida de dar apertura a casas de cambio del lado venezolano para abordar lo financiero, se suma un factor esencial que sirve para afectar logística y económicamente el inmenso mercado de la economía delictiva, como lo es la venta de combustibles venezolanos, esta vez no de manera ilegal sino a través de PDVSA y en moneda colombiana, con ello además se lograría obtener los pesos necesarios que alimenten las casas de cambio y las demandas de los compradores venezolanos que se dirijan al vecino país. No es por lo tanto casualidad que el gobierno nacional haya realizado estos anuncios casi de manera seguida.

Sin embargo, en una clara muestra de saboteo y apoyo a la ilegalidad (pero con argumentos soberanos) el gobierno colombiano decidió “por ahora” no permitir la salida de vehículos colombianos a territorio venezolano, bloqueando esta importante acción venezolana y dándole (nuevamente) un espaldarazo a quienes afectan la tranquilidad de 31 millones de venezolanos, motivo por el cual se debe abordar un tercer elemento fundamental en este momento: La presión diplomática y el dialogo binacional.

(*) Economista e Investigador.
Sugerencias y comentarios:
@Oscar_forero83
Oscarjforero83@hotmail.com


NOTAS:

[1] Para 2008, según la CEPAL, este flujo comercial era de 8 mil millones de dólares, para 2016 se estimaba en cerca de 12 mil millones de dólares, de ellos más de 90% los genera la economía delictiva.
[2] Así lo dice el más reciente informe, de julio de 2016, de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el delito (UNODC).
[3] La periodista Madelein García de TELESUR, difundió hace poco un video en el que un operador cambiario fronterizo apostado en la ciudad de Cúcuta reconocía que dos personas estaban permanentemente inyectando millones de dólares a la economía “traídos desde Miami”. Esta inyección de dólares afecta al bolívar venezolano por el método de cálculo del bolívar que poseen las casas de cambio.
[4] En tan solo un par de horas el bolívar duplicó su valor y el dólar paralelo presentó su más drástica caída, por lo menos en los últimos5 años.