Según el último informe emitido por el Observatorio de Precios del estado Táchira, para la primera semana de agosto de 2016, la canasta alimentaria que reúne 50 productos esenciales para la dieta del venezolano, se incrementó ligeramente, llegando a los 248.980,26 bolívares, en comparación con la última semana de julio cuando se encontraba en Bs. 248.929,10, aumentando tan sólo 0,02%, lo cual representa un alivio para el ingreso de los trabajadores que semana a semana ven como su poder adquisitivo se reduce. Sin embargo al ser comparado este período con el primer estudio realizado en el mes de mayo, se observa un fuerte y pronunciado incremento que monetariamente supera los 75 mil bolívares, y que porcentualmente alcanza los 43 puntos porcentuales (43,15%).
Al ser comparado este sostenido incremento
con el salario de los trabajadores (sueldo mínimo + cesta ticket), observamos
de manera más detallada la forma como la calidad de vida de la población
asalariada se ha ido pauperizando, pues es evidente que mientras el salario
debe ser aumentado vía decreto presidencial, los precios de los productos que reúnen
la canasta alimentaria no respetan gacetas o providencias administrativas.
Es así como para cubrir la canasta
alimentaria una familia requiere de 7,4 salarios mínimos, algo que, a duras
penas alcanzan altos funcionarios del Estado venezolano y que sin duda alguna
repercute en la dieta alimenticia de la población y en su salud.
Si analizamos el comportamiento de la canasta
por sub clase, nos damos cuenta que todas presentan un crecimiento muy
semejante, no obstante quien más impacta en el bolsillo del venezolano es el
rubro industrial-empacado, es decir cereales, grasas, azúcar, café, té y
similares, el cual representa un 35,2% del total, pues es allí donde se concentra
con mayor facilidad el fenómeno del bachaqueo y el acaparamiento, seguido de la
sub clase carnes, pescados, leche y derivados que alcanza un 34,6% y la sub clase
frutas, verduras, hortalizas, tubérculos y leguminosas con 30,1%.
Al analizar los alimentos que presentan mayor incremento de precios durante la última semana vemos como la margarina (122,22%), el atún enlatado (100%) y la sardina enlatada (66,67%), encabezan este listado, seguido por el apio, la piña, el aceite vegetal, el mango, la lechosa, el pimentón y el arroz que se encuentran entre el 20 y el 30% de incremento.
Por su parte los productos que presentaron
mayor reducción de precios comparado con la última semana de julio fueron avena
(-55%), naranja (-40%) y pastas alimenticias (-22,22%), mientras la cebolla, la
auyama, la leche pasteurizada, el melón, la zanahoria y la sal, redujeron entre
-20 y -10%, lo cual contribuyó de manera significativa para que el incremento
entre la penúltima y la última semana fuera tan pequeño.
De manera general, analizando desde el mes de
mayo del presente año, los productos que más han incrementado su valor son la
pasta alimenticia (250%), el azúcar (150%) y la caraota (150%), seguidos por la
arveja, lentejas, ocumo, café y frijol que han duplicado su valor en poco más
de dos meses, lo cual demuestra la volatilidad del mercado alimenticio
venezolano.
Por último, los alimentos que en el mismo
período de tiempo, y en consonancia con la volatilidad del mercado
especulativo, han reducido significativamente su valor son la naranja (-57,14%)
y la sal (-41,67%), mientras el tómate, la papa, la piña, la cebolla, zanahoria y auyama han reducido
entre -40 y -20% desde el mes de mayo hasta la primera semana de agosto de
2016.
En general, se puede apreciar un mercado altamente volátil, característica propia de los procesos hiperinflacionarios como el que actualmente vivimos, que se traduce en temor y zozobra tanto por parte de los vendedores como por parte de los compradores. Es palpable que la espiral inflacionaria continua siendo impulsada por la reventa de productos, el acaparamiento y la escasez que se conjugan para subyugar el salario de los trabajadores venezolanos.
Recientemente se ha anunciado un posible
nuevo incremento salarial, el cual si bien es justo y necesario (un salario mínimo
debe estar por el orden de los 100 a 130mil bs), servirá para incrementar la
volatilidad del mercado, en caso de, como históricamente ha sido, dejar el
ingreso del trabajador en las garras del mercado especulativo.
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