El negocio de la especulación en Venezuela está altamente influenciado por la lógica del capital: Maximizar ganancias y minimizar tanto tiempo como gastos, sin embargo en nuestro país esta lógica parece no tener escrúpulos, pues los precios de venta del productor son muy distantes de los precios que debe cancelar el consumidor final, se trata de una perfecta muestra de explotación: Los productores, campesinos, trabajadores, que labran la tierra, que la preparan, que la cuidan de las plagas, que se arriesgan a perder sus cosechas (y su inversión) producto de las inclemencias del tiempo, que dura semanas y meses en esta agotante tarea, recibe muy poco por tan extenuante labor; por su parte, el consumidor final, que trabaja para recibir salarios de miseria, que no vive sino sobrevive, debe acudir cada quincena a un mercado que cada vez es más voraz con sus menguados ingresos.
Pero como en todo juego: Siempre hay un ganador, en este caso, el ganador es el que menos esfuerzo hace, el que no coloca ni mano de obra, ni esfuerzo, ni trabajo alguno, el que sólo pone el capital para especular y ver crecer rápidamente sus ganancias: El especulador.
Controla, al más claro ejemplo de un cartel delincuencial, el negocio de la distribución de los alimentos, para llevarlos con un mínimo esfuerzo (generalmente posee una docena de camiones y chóferes muy mal pagados para movilizar las cargas) a la ciudad, no paga impuestos, no paga peajes, consume la gasolina más económica del mundo, no le importa si existe mucha o poca oferta pues el juega con los precios: Si algún producto baja su elevado margen de ganancia seguirá por las nubes, pues transfiere el problema al productor; si un producto se encuentra escaso lo sube por las nubes aprovechando la coyuntura (Por eso le encantan los controles de precios tipo SUNDDE).
En una pequeña muestra de lo que es la especulación en el mercado venezolano, vemos como se presentan margenes especulativos que van del 50 al 1600%, lo cual es una semejante aberración para cualquier sociedad sensata, sin embargo parece que en Venezuela esto resulta "normal", pues vendedores informales, revendedores, supermercados, automercados e hipermercados publican sin ningún tipo de vergüenza estos precios, incluso con el remoquete de "OFERTA".
De seguro estos precios son mayores en otras ciudades del centro y oriente del país, donde el aprovechamiento es mayor y donde los problemas de escasez de acentúan. Ante tal panorama bastan una serie de preguntas:
¿Hasta cuándo seguirán unos pocos haciéndose ricos a costas de la necesidad del consumidor final?
¿Son intocables estos carteles?
¿No podrá el pueblo organizado hacer boicots que obligue a estos especuladores a reducir los costos de venta al publico?
¿No podrá el Estado venezolano aplicar una política seria de precios que no perjudique ni al campesino ni al consumidor sino al intermediario?
Juzgue usted mismo.
Sinceramente, es aberrante como nosotros nos jactamos decir que estamos dando una lucha contra la burguesia y cada dia pareciera que dicha lucha solo se llevara por los medios y micrófonos pero, en substancia aun falta mucho por hacer de verdad que debe existir una verdadera disposición de ATACAR al especulador, a las cadenas de distribución que cada dia aperturan más y más sucursales en un país supuestamente "quebrado" de verdad que se requiere una atención inmediata al tema de produccion y control del mercado, donde deben incluirse las universidades y se debe dar respuesta a las necesidades substanciales del pueblo, la VIDA DEL PUEBLO Y DE LA REVOLUCIóN está en juego.
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