En los últimos 15 días se ha visto un incremento en la cantidad de productos de origen colombiano que se expenden ya no de manera informal en los mercados populares o en el centro de la ciudad de San Cristóbal sino de manera formal en los supermercados, automercados y hasta en instalaciones del ejecutivo regional por medio de ferias especiales; para muchos resultó algo poco común observar marcas sólo vistas en la publicidad televisiva llenando los anaqueles de los establecimientos comerciales, algunos aún hoy no salen de su asombro ante una invasión de alimentos "hechos en Colombia".
Desde harina hasta champú, pasando por afeitadoras, jabones y la anhelada azúcar aparecieron en los carritos de quienes acuden a los supermercados; sin embargo esta medida también ha contado con muchos detractores, evidentemente los venezolanos estamos acostumbrados a unos precios muy inferiores a los presentados por el mercado colombiano, evidentemente el salario mínimo, aún con el incremento no cubre el total de recursos que se requieren para "llenar el carrito", no obstante es también menester que para muchos es preferible encontrar los productos a elevados precios que haciendo interminables colas o peor aún, "es preferible comprar el producto y quedar sin dinero que tener dinero y no tener acceso a los productos".
Ante este debate e inquietud que tanto se escucha en las calles, me permito hacer una serie de consideraciones sobre esta situación que, de ser como se prevé, podría multiplicarse a todos los demás estados del país:
1.- Traer alimentos desde Colombia no es malo, en esencia se está satisfaciendo una necesidad humana que ni el Estado (con mayúscula) ni la empresa privada (incluyendo la POLAR) han demostrado tener capacidad y/o voluntad de cumplir.
2.- Traer alimentos de Colombia no es formalizar el "bachaqueo" de ser esto cierto los intercambios comerciales entre los pueblos no podrían llevarse a cabo. El "bachaqueo" más que la reventa de productos es un fenómeno social de economía delictiva en los cuales están inmiscuidas grandes mafias que legalizan y legitiman capitales.
3.- Lo que me parece malo es que se traigan productos con márgenes de ganancia exorbitantes, el sector privado venezolano es fanático de hacer mucho dinero con poco esfuerzo, mientras el Estado es fanático de dejarlos hacer con los precios lo que ellos quieran.
4.- No es posible ni debe ser permisible que se traigan alimentos que se vendan con margenes de ganancia superiores al 15% incluyendo los costos operativos, de logística, entre otros, más cuando se están trayendo grandes cantidades de alimentos, lo cual representa jugosas ganancias.
5.- Los órganos del Estado venezolano ya sean regionales o nacionales deben crear mecanismos eficientes para velar por que los precios de venta final al público no excedan del porcentaje estipulado.
6.- A nivel regional, se debe aprender de las experiencias del estado Zulia, quienes desde hace más de dos meses vienen trayendo alimentos desde Colombia y quienes han tenido que corregir algunas medidas puesto que nunca falta un aprovechado que quiera hacer de la necesidad un gran negocio.
7.- Aún con márgenes de ganancia pequeños, los precios de los productos colombianos resultarán muy costosos para el bolsillo del venezolano, esto se debe no a que los precios sean exagerados y deban subsidiarse, sino a que el salario nuestro debe ser llevado a niveles internacionales. Esta es la única forma básica de derrotar el "bachaqueo" de alimentos.
8.- Aún con estos precios el "bachaquerismo" tenderá a, en primera medida bajar los precios y en segunda medida desaparecer de manera progresiva. Es evidente que la población preferirá acudir a un establecimiento comercial a comprar un producto que hacerlo en la calle, tanto por comodidad, facilidad a la hora del pago (tarjeta de débito, crédito, ticket alimentación, etc), como por seguridad.
9.- Una medida de presión para quienes estipulan márgenes de ganancia elevados puede ser no comprar y dirigirse directamente a la ciudad de Cúcuta como lo está haciendo buena parte de la población.
10.- Con el paso de las semanas las disparidades de precios entre lo que se compra en Venezuela y lo que se compra directamente en Colombia tenderá a reducirse.
11.- Si bien esta experiencia tiene sus criticas, pues no es posible que grupos económicos se aprovechen de la necesidad del pueblo y fijen márgenes de ganancia elevados, muchos estados de Venezuela añoran tener a su disposición alimentos, artículos de higiene y limpieza con la facilidad y variedad que nosotros los tenemos en este momento, no sólo por la venta de productos colombianos, sino por nuestra cercanía geográfica con Colombia.
12.- Si bien traer alimentos de Colombia puede ser considerado como una acción ilegal, entendiendo que muchos alimentos pasan por trochas, también Colombia surte sus vehículos con gasolina venezolana de manera ilegal y nadie en el vecino país dice nada.
13.- Colombia posee necesidad de combustibles, incluso está interesada en que se le surta con por lo menos 35 millones de litros de gasolina al mes, por su parte Venezuela requiere de alimentos y medicinas, con el valor depreciado de la moneda se afectan las dos economías (tal como lo reconoce la CEPAL). Esto podría solucionarse cambiando gasolina por alimentos bajo los convenios y normativa de la ALADI que entre otras cosas estima una tasa de cambio de 4,5 pesos por bolívar.
13.- Colombia posee necesidad de combustibles, incluso está interesada en que se le surta con por lo menos 35 millones de litros de gasolina al mes, por su parte Venezuela requiere de alimentos y medicinas, con el valor depreciado de la moneda se afectan las dos economías (tal como lo reconoce la CEPAL). Esto podría solucionarse cambiando gasolina por alimentos bajo los convenios y normativa de la ALADI que entre otras cosas estima una tasa de cambio de 4,5 pesos por bolívar.
14.- Bajo este mismo concepto se pueden incluso generar otros convenios de complementariedad: cerca del 80% de la carne y los lácteos que consume el Norte de Santander provienen de Venezuela vía contrabando, sin controles fitosanitarios ni zoosanitarios. El estado Táchira podría con su producción actual surtir de productos cárnicos (50% más económicos) y lácteos (entre 30 y 60% más económicos) el mercado nortesantandereano y a su vez desde Colombia se podría pagar con alimentos envasados.
15.- Estos intercambios de comercio binacional beneficiarían a ambos pueblos, cubrirían sus demandas alimenticias y garantizaría un alimentación de calidad.
16.- Así como se le ha dado prioridad a las empresas para que traigan alimentos también se deben buscar mecanismos para que las comunidades organizadas, las comunas o los colectivos organizados traigan alimentos que sean distribuidos directamente en los barrios y sectores populares.
17.- También el propio Estado venezolano a través de sus instituciones puede traer de forma directa y sin intermediarios alimentos.
18.- Se debe continuar presionando al Estado colombiano, en especial a la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales para que desbloquee el sistema MUISCA y de esta forma permita el intercambio comercial por los puentes internacionales, en especial el puente de Tienditas, el cual espera por su inauguración. Es una farsa decir o pretender decir que las actuales trabas que impiden este intercambio comercial las pone el Estado venezolano.
19.- También es una farsa decir que Venezuela necesita más de Colombia que Colombia de Venezuela, en general ambos pueblos son los que piden y han pedido la normalidad en los pasos fronterizos, ambos pueblos son los que se ven afectados por la depreciación arbitraria de nuestra moneda, ambos pueblos son los que se beneficiarían con estos intercambios comerciales.
20.- En general era necesario que se reaperturaran los pasos fronterizos, esta medida era una válvula de escape tanto para el pueblo tachirense como para el pueblo nortesantandereano, no hay que olvidar que la ciudad de Cúcuta ha crecido de la mano del crecimiento y del consumo venezolano.
Por. Oscar Javier Forero
Economista e Investigador.
@Oscar_forero83
Oscarjforero83@hotmail.com
. Con márgenes como los propuestos por el investigador y economista, pierden interés en "ayudar" muchos próceres del gobierno local... No alcanzaría para ellos medir su "interés" en "ayudar". El colmo es que se violenten normativas de competencia administrativa, asidos del fulano decreto de emergencia...
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