Por: Oscar Javier Forero
Economista
La inmigración es, casi la totalidad del año,
motivo de titulares de prensa, de leyes y decisiones por parte de políticos y
de opiniones por parte de personalidades. Es conocida la, cada vez mayor, inmensa
ola de refugiados que a menudo trata de cruzar el espacio Schengen, o línea limítrofe que separa a 26 países de la Unión
Europea de sus vecinos, entre ellos África, las naciones balcánicas y el
Oriente Próximo; también, es motivo de indignación el trato denigrante y cada
vez más nazista del gobierno norteamericano en contra de los migrantes latinos.
Para septiembre de 2016, la Comisión Española
de Ayuda al Refugiado denunciaba, en un emotivo video, el cual contó con la participación
del famoso cantautor español Joan Manuel Serrat que “en los últimos 6 años han muerto más de 15mil personas tratando de
llegar a Europa”, a su vez alertaba que aquel Mediterráneo que inspiró al
propio Serrat a dedicarle una canción, hoy se ha convertido en “una gigantesca fosa común” en el cual
las “gentes se dejan la vida, tratando de
ponerse a salvo de la guerra”.
A la fecha la penosa fosa común que se
encuentra al frente de publicitados lugares como Cannes, Saint Tropez, Cerdeña
o Mallorca ha crecido, de acuerdo a la Oficina Internacional del Migrante (OIM)
para 2017 fallecieron ahogados más de tres mil migrantes, mientras que en lo
que va de 2018 la cifra supera el millar. Dicho número ha aumentado en los
últimos años producto de las propias guerras e invasiones que, de manera
indiscriminada, llevan a cabo los Estados Unidos y la propia OTAN.
Si bien es la propia Europa responsable de
buena parte de la crisis que conlleva a la movilización de millones de
africanos, asiáticos y balcánicos que huyen del terror de tropas y mercenarios
de la guerra, su política migratoria, además de xenófoba, plantea el cierre de
sus fronteras a través de la construcción de muros o vallas como la existente
entre Hungría y Serbia, las de Melilla y Ceuta entre España y Marruecos o la de
Calais en Francia.
No obstante Europa, al igual que los Estados
Unidos, reniega de los inmigrantes pero saca el máximo provecho de ellos. Por
lo menos 43 jugadores nacidos en África o de padres africanos integran 8 de las
14 selecciones de la UEFA clasificadas al mundial, en el caso de jugadores
nacidos en Asia hay 1, de los Balcanes cuentan con 10 y entre Sudamérica y el
Caribe hay 16. En total el Continente que tanto denigra de los migrantes, que
los humilla, expulsa y explota cuenta con 70 jugadores, que a la fecha han
marcado 12 goles, haciendo celebrar a una entusiasta hinchada, que por unos
días, solo por unos días, se olvidará de muros, color de piel y xenofobias. Veamos:
FRANCIA.
17 jugadores:
14
Africanos: Steve Mandanda (Congo), Presnel Kimpembe (Congo), Samuel Umtiti
(Camerún), Adil Rami (Marruecos), Djibril Sidibe (Senegal), Benjamín Mendy
(Senegal), Paul Pogba (Guinea), Corentin Tolisso (Togo), N´Golo Kanté (Malí), Blaise
Matuidi (Angola), Steven Nzonzi (Congo), Nabil Fekir (Argelia), Kylian Mbappé
(Camerún), Ousmané Dembelé (Malí-Mauritania).
01
Asiático: Alphonse Areola (Filipinas).
02 Caribeños:
Raphael Varane (Martinica), Thomas Lemar (Guadalupe).
SUIZA.
14 jugadores:
07 Africanos: Yvon
Mvogo (Camerún), Francois Moubandje (Camerún), Joan Djourou (Costa de Marfil), Gelson
Fernandes (Cabo Verde), Breel Embolo (Camerún), Denis Zakaria (Congo-Sudan del
Sur), Manuel Akangi (Nigeria).
06
Balcánicos: Granit Xhaka (Kosovo), Valon Behrami (Kosovo),
Blerim Dzemaili (Albania), Xherdan Shaqiri (Kosovo), Haris Seferovic (Bosnia),
Mario Gavranovic (Bosnia).
01
Sudamericano: Ricardo Rodríguez (Chile).
BELGICA.
8 jugadores:
07 Africanos: Dedrick
Boyatá (Congo), Marouane Fellaini (Marruecos), Mousa Dembelé (Malí), Nacer
Chadli (Marruecos), Romelu Lukaku (Congo), Michy Batshuayi (Congo), Youri
Tielemans (Congo).
01
Balcánico: Adnan Januzaj (Albania-Kosovo).
INGLATERRA.
8 jugadores:
02 Africanos: Danny
Welbeck (Ghana), Dele Alli (Nigeria).
05 Caribeños: Ashley Young (Jamaica), Ruben Loftus (Jamaica), Raheem
Sterling (Jamaica), Kyle Walker (Jamaica), Danny Rose.
01 Sudamericano:
Fabian Delph (Guyana).
PORTUGAL.
6 jugadores:
05 Africanos:
William Carvalho (Angola), Joao Mario (Angola), Gelson Martins (Cabo Verde), Ricardo
Pereira (Cabo Verde), Manuel Fernandez (Cabo Verde).
01 Sudamericano: Pepe (Brasil).
ALEMANIA.
5 jugadores:
03 Africanos:
Antonio Rudiger (Sierra Leona), Jerome Boateng (Ghana), Sami Khedira (Tunez).
02 Balcánicos: Mesut
Ozil (Turquía), Ilkay Gundogan (Turquía).
DINAMARCA.
5 jugadores:
03 Africanos: Mathias
Jorgensen (Gambia), Yussuf Poulsen (Tanzania), Pione Sisto (Uganda).
01 Caribeño: Viktor
Fisher (Haití)
01 Sudamericano: Martin
Braithwaite (Guyana)
SUECIA.
3 jugadores:
02 Africanos: Martín
Olsson (Kenia), Isaac Thelin (Congo)
01 Balcánico: Jimmy
Durmaz (Turquia)
ESPAÑA.
3 jugadores:
03 Sudamericanos:
Thiago
Alcantara (Brasil), Rodrigo Moreno (Brasil), Diego Costa (Brasil).
POLONIA.
1 jugador:
01 Sudamericano: Thiago
Rangel (Brasil).
Paradójicamente el territorio que más aporta
jugadores mundialistas para fortalecer las nóminas de los países europeos es la
República Democrática del Congo con 9 futbolistas, no obstante dicho país nunca
ha clasificado a una Copa del Mundo y se encuentra en el puesto Nº 83 del
ranking de la FIFA compuesto de 211 naciones.
El modelo de “desarrollo” que nos venden e
imponen, a sangre y fuego o, en el mejor de los casos: dólares, está diseñado
para que las potencias occidentales ganen aún sin contar con los recursos
minerales, las materias primas y, cómo
se demuestra en el fútbol, hasta el talento
“El
dinero de los países ricos viaja hacia los países pobres atraído por los
jornales de un dólar y las jornadas sin horarios, y los trabajadores de los
países pobres viajan, o quisieran viajar, hacia los países ricos, atraídos por
las imágenes de felicidad que la publicidad ofrece o la esperanza inventa. El
dinero viaja sin aduanas ni problemas; lo reciben besos y flores y sones de
trompetas. Los trabajadores que emigran, en cambio, emprenden una odisea que a
veces termina en las profundidades del mar Mediterráneo o del mar Caribe, o en
los pedregales del río Bravo”.
"Patas
arriba: La escuela del mundo al revés" (2008), Eduardo
Galeano
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