Hace ya un tiempo que Benito Muros creó el que parecía que iba
a ser el invento del siglo: una bombilla que nunca se gastaba, poniendo
así jaque a la obsolescencia programada. “Un modelo económico
sostenible, justo y solidario”, tal y como el propio Muros asegura en
sus redes sociales.
Para crearla, el investigador se inspiró en una bombilla de un parque
de bomberos de Livermore, California, que lleva encendida más de 100
años. Pero la idea no hizo demasiada gracia a la competencia, hasta el
punto de que llegaron a amenazarle de muerte. A eso se le suma otro
problema que todavía hoy arrastra: no conseguir nadie que quiera
comercializarla.
El ingeniero ha reconocido en una entrevista a Cinco Días que
“ya en 2016, dos empresas catalanas se interesaron por la idea, pero
ninguna cadena estaba dispuesta a vender una bombilla que no se
estropease”.
No obstante, parece que la situación habría cambiado después de que
se viralizara este año una entrevista que le hizo TVE en 2012, pues ha
empezado a recibir llamadas de distribuidores que le plantean, entre
otras opciones, vender su producto por Amazon. “Pero no tenemos medios
para fabricar las bombillas a esa escala”, se lamenta. De ahí la
necesidad de asociarse con una empresa más grande que decida invertir.
Quien también se ha interesado, según reconoce al citado medio, es
“una firma estadounidense”. Sin embargo, asegura que “no voy a firmar el
acuerdo, porque pasarían a controlar más del 50% de la empresa, lo que
les permitiría cambiar el proyecto y no podría hacer nada por evitarlo”.
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