jueves, 26 de julio de 2018

SOBRE EL ANCLAJE BOLÍVAR-PETRO Y LA RECONVERSIÓN MONETARIA

Oscar Javier Forero
Economista

Recientemente el Presidente de la República ha realizado un par de anuncios bastante significativos y que han generado infinidad de comentarios, dudas y especulaciones por parte de quienes defienden y quienes critican las medidas. Esta intervención por parte del Jefe de Estado casi coincide con el “ajuste” en las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el panorama económico de 2018 para Venezuela: De 13.000% de inflación y 15% de caída del PIB estimados en enero del presente año, pasó a pronosticar hasta 1.000.000% y 18% respectivamente.

Tal vez los puntos que generaron mayor expectativa dentro de la población en general corresponden al anclaje del naciente bolívar soberano (Bs S) a petros y a la reconversión monetaria. Aunque el anuncio presidencial dejó muchas cosas en el aire que seguramente serán aclaradas por la Vicepresidencia para el Área Económica, existen desde ya una serie de apreciaciones que creo conveniente compartir:

Consideraciones sobre el anclaje bolívar soberano (Bs S) a petros:

a.- Anclar el valor del bolívar al petro no es tan fácil como se especula, detener el proceso de devaluación por un proceso de revalorización de nuestra moneda es incluso de mayor complejidad, más cuando ni siquiera contamos con algo básico y elemental de lo cual insistiré en este artículo: La soberanía económica.

b.- Si bien los gobiernos son autónomos en determinar el valor de su moneda con respecto al patrón de referencia mundial (dólar norteamericano US$), esto debe contar con la aprobación y la confianza de los diversos agentes que intervienen en el intercambio de ella. Dicha afirmación se complementa al comprender que el bolívar, el dólar, el peso colombiano, el sol peruano y todo el conjunto de monedas actuales son dinero fiduciario o dinero FIAT.
c.- Los agentes a los cuales me refiero son tanto internos como externos: Empresas, corporaciones, individuos, gobiernos e instituciones.

d.- A la fecha el clima de confianza que hay sobre la economía venezolana y sobre la eficiencia del gobierno en la toma de decisiones que conlleven a frenar la crisis es muy cuestionada a nivel nacional e internacional.

e.- Esto nos lleva a concluir que el valor de las monedas no se decreta. El Estado puede colocarle un valor al nuevo bolívar soberano anclado al petro, pero dicho valor no tendrá ninguna repercusión cuando se pretenda efectuar la conversión a dólares o a cualquier otra moneda.

f.- Carlos Marx decía que “el oro circula porque tiene valor y el papel moneda tiene valor porque circula”. Una moneda tendrá valor siempre y cuando circule, como medio de intercambio, entre los agentes. Esto podemos evidenciarlo en los billetes de 2, 5, 10, 20, 50 y 100 del antiguo cono monetario, que al dejar de ser aceptados por los agentes dejaron de circular y por ende perdieron su valor. Lo mismo ocurre con el petro. Mientras que el petro no circule no tendrá valor, más allá del que le dé quien lo creo, es decir el gobierno.

g.- El petro no ha podido circular básicamente porque no ha sido aceptado por ninguna Exchange: Kucoin, Bitfinex, Binance, HitBTC, entre otras no han reconocido como cripto esta experiencia venezolana principalmente por el temor a ser sancionadas por la administración Trump.

h.- A nivel interno el petro si podría circular, pero sólo como medio de intercambio entre los ciudadanos y el gobierno, a menos que el sector privado lo acepte.

i.- Es importante se entienda que aun cuando algunos países han dado pasos para dejar a un lado el patrón dólar y volver al patrón oro, esto no es tan fácil como en ocasiones se asevera. China, Rusia, la India e Irán han dado pasos significativos para ello, impensables hace décadas, pero aun así la hegemonía del dólar continuará por un buen par de años. Entre otras cosas por las inmensas inversiones chinas, rusas e hindúes en los Estados Unidos y viceversa. Pero, esto es harina de otro costal.

j.- La tendencia del bolívar soberano será la misma de su antecesor el bolívar fuerte: La depreciación. A inicios de 2008, con la eliminación de los tres ceros a la moneda el bolívar pasó a tasarse de 0,93 pesos colombianos por bolívar a 930 pesos por bolívar. 10 años después la tasa de cambio que determinan en el Norte de Santander es de 0,00085 pesos por bolívar (una depreciación superior a 110.000.000%). La tasa reconocida por el Estado a través de las subastas de DICOM es de 0,025 y la que se maneja al hacer la conversión con el dólar proveniente de remesas es de 0,00097 muy cercana a la que determina Cúcuta. Todas dan fe de la terrible depreciación sufrida, la peor del planeta.

k.- Al detallar estas consideraciones nos damos cuenta que las estimaciones del FMI difícilmente se equivoquen. No obstante el alto gobierno puede evitar semejante escenario, si solo si, toma acciones efectivas para neutralizar a quienes violan nuestra soberanía económica.


Consideraciones sobre la reconversión monetaria:

a.- Antes de poner en marcha la reconversión monetaria era necesario impulsar un conjunto de medidas anti inflacionarias para ir progresivamente deteniendo la espiral hiperinflacionaria. Actualmente la escalada de precios va en ascenso, sin preverse una disminución en el corto o mediano plazo. Lo que muy probablemente obligará a realizar otra reconversión en aproximadamente un año.

b.- Es importante destacar que buena parte de la hiperinflación, escasez, contrabando, y especulación se lleva a cabo dada la creciente depreciación de la moneda, y que ésta, como ya se dijo, permanecerá intacta siempre y cuando no se tomen acciones que conlleven a la recuperación de nuestra arrebatada soberanía económica. En pocas palabras: Nuestro bolívar no será soberano hasta tanto no sea nuestro Banco Central quien realmente determine el valor de éste.

c.- Para recuperar nuestra soberanía económica es apremiante denunciar al Estado colombiano ante organismos multilaterales e instalar progresivamente un sistema financiero del lado venezolano que capte los enormes flujos que circulan por la frontera.

d.- La salida de un nuevo cono monetaria no significa la desaparición del contrabando de billetes. Al contrario, éste se verá beneficiado pues requerirá de menos unidades de billetes para movilizar mayor cantidad de dinero. Nuevamente me veo obligado a insistir en que no habrá medida que funcione mientras no haya soberanía económica.

e.- El eliminar cinco en vez de tres ceros a la moneda es acertado. De haberse realizado el proceso de reconversión como originalmente estaba planteado, le habría dado nacimiento a un cono monetario ya muerto.

f.- La reconversión monetaria era una medida necesaria, puesto que la hiperinflación ha venido dejando a kilómetros de distancia el actual cono monetario, es perentorio recordar que a la fecha se requieren dos billetes de 100.000 bs (el de más alta denominación) para pagar un huevo y hasta 30 billetes para comprar un kilogramo de tomate.

g.- El hecho que sea una medida necesaria no significa que no dejará secuelas. La tardanza en la toma de decisiones, por muy buena que sea, tiene un costo político que profundizará la crisis. El incremento de la gasolina es más que necesario, sin embargo ello no significa que no repercutirá en disparar la inflación.

h.- A diferencia de lo que se cree la reconversión monetaria disparará aún más la hiperinflación. ¿El motivo? La moneda de más baja circulación será la de 0,50 Bs S, lo que equivale a 50.000 Bs actuales. Todo lo que se encuentre por debajo del valor de ese monto será obligatoriamente ajustado al nuevo cono: Combustibles (gasolina, gasoil), peajes, servicios (transporte, electricidad, agua, internet, telefonía), algunas tasas, gravámenes e impuestos, incluyendo la unidad tributaria.

h.- Este incremento de combustibles y servicios, entre otros, será aprovechado, como históricamente ha ocurrido, por el sector privado para maximizar sus ganancias, impulsando de manera drástica los precios hacia arriba.

i.- A diferencia de la reconversión realizada en 2008, que se llevó a cabo en un año, este proceso se ha caracterizado por la improvisación y el inmediatismo, a ello debemos sumarle la obvia ausencia de campañas educativas que ayuden a la población a comprender las implicaciones de la medida. Existe mucha confusión que, indudablemente, afectará con mayor énfasis a los adultos mayores.

Oscarjforero83@gmail.com
@Oscar_forero83




viernes, 6 de julio de 2018

Peligra la economía colombiana de continuar violando la soberanía económica de Venezuela


Por: Oscar Javier Forero


Quienes habitamos la República Bolivariana de Venezuela entendemos de primera mano que “la paz de Colombia es la paz de Venezuela”, por eso, desde estas tierras se han hecho innumerables gestiones, para dar inicio a diversos procesos de paz o a conversaciones que conlleven bien sea a reducir el conflicto o a liberar secuestrados por parte de grupos al margen de la ley.

La postura venezolana de coadyuvar en el fin del conflicto interno colombiano ha sido histórica, sin embargo es perentorio destacar que fue durante los años de gobierno del Presidente Hugo Chávez cuando más avances y esfuerzos hubo al respecto, las gestiones llevadas a cabo en el gobierno bolivariano fueron el punto de partida del proceso de pacificación de las FARC, así se quiera ignorar esta realidad por el ahora hostil gobierno de Juan Manuel Santos y por la propia oligarquía colombiana.

Esta postura pacifista se debe a que Venezuela ha sido receptora de buena parte de los problemas que han aquejado a la sociedad colombiana producto del conflicto armado. De acuerdo a datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística venezolano (censo 2011), el número de extranjeros en el país era de 1,03 millones, de ellos el 70% provienen de Colombia, es decir 721.791 personas. Dicha cifra podría ser superior producto del ingreso continuo de desplazados sin ningún tipo de registro migratorio, reportes de la ACNUR dan fe de por lo menos 173.529 colombianos con necesidad de protección en Venezuela para 2014.

El auge del éxodo de negranadinos a tierras venezolanas concuerda a plenitud con el incremento del conflicto armado colombiano: De acuerdo a un artículo publicado por Alcides Gómez Jiménez en el Espectador, “el gran salto de la emigración de colombianos a Venezuela se dio en la década del setenta del siglo pasado, cuando de 180.100 en el censo de 1971, se pasó a 508.200 en el censo de 1981, para en adelante estabilizarse: 529.900 en 1990, 608.700 en 2001 y 721.800 en el censo de 2011”.

El ingreso desmedido de personas huyendo de la violencia generó un sinfín de inconvenientes a lo interno de la sociedad venezolana: Crecimiento de los cinturones de miseria alrededor de las grandes ciudades, aparición de actividades delictivas desconocidas hasta finales de la década del 70 como extorsión, secuestro y sicariato, pérdida de soberanía por parte de grupos al margen de la ley e incremento en los niveles de pobreza.

Contrario a lo que se cree, la ola de inmigrantes colombianos continúa. Recientemente municipios fronterizos como García Hevia en el estado Táchira y Jesus Maria Semprum en el estado Zulia han recibido de manera permanente refugiados producto de la agudización del conflicto en la zona del Catatumbo colombiano. Dada la violación de los acuerdos firmados en La Habana entre el gobierno y las FARC muy seguramente el ingreso de campesinos y activistas políticos huyendo continúe, aún con la compleja situación venezolana. No es para menos, es preferible resistir los embates de la economía venezolana que perecer a manos del terrorismo de Estado colombiano.

Actualmente Venezuela vive la peor crisis económica, política y social de su historia, que amenaza con profundizarse a niveles, hasta ahora inimaginables. Si bien la crisis tiene un carácter estructural, dado el petro Estado instalado desde finales de la década de los 30 del siglo pasado, la República de Colombia ha jugado un importantísimo papel en la profundización de la misma.

Pocas veces del lado colombiano se reconoce que existe una permanente y nociva violación de la soberanía económica venezolana producto de la creación de un Banco Central paralelo que, con la complicidad del Estado, determina de manera arbitraria el valor del bolívar venezolano, sin olvidar que la estatal Petróleos de Venezuela pierde por lo menos 12 mil millones de dólares anuales por concepto de subsidios al combustible, subsidio que, en buena parte, va a engrosar las cuentas de robustos grupos de poder que surten de combustible no sólo el parque automotor de departamentos como Norte de Santander, Guajira y Arauca, sino que también proporciona la gasolina para el procesamiento de la hoja de coca en el Catatumbo, la segunda mayor zona productora de cocaína en el mundo, de acuerdo a la Oficina de las Naciones Unidos Contra la Droga y el Delito.

Ante todo esto, hay algo que no se quiere ver: La llegada desmedida de productos venezolanos está generando una especie de reflujo que, de no controlarse, generará un shock en el aparato económico colombiano volviéndolo estéril y malicioso. A la fecha ya son varios los sectores económicos golpeados por el contrabando, veamos:

La Federación de Ganaderos (Fedegan) ha denunciado las pérdidas del sector producto del contrabando de queso, leche y carne venezolana, ciudades como Cúcuta que requieren de 400 animales/día para alimentar a su población están sacrificando no más de 70 reses, semejante situación padece el gremio ganadero de departamentos como Cesar, Guajira, Atlántico, Magdalena, Santander y Bolívar. El gremio cafetero ha alertado de la presencia de café de contrabando “hasta en departamentos como Antioquia”, lo cual perjudica no sólo la producción sino la calidad de la misma debido a la falta de controles fitosanitarios.

El sector calzado, textil y marroquinero reporta el ingreso de más de un billón de pesos en prendas traídas de contrabando. La Asociación Colombiana de Gas Licuado no se queda atrás, denuncia pérdidas superiores a los 100.000 millones de pesos producto de llenaderos clandestinos cercanos a la frontera con Venezuela. En general, sectores estratégicos y que emplean buena parte de la mano de obra del país como construcción y producción agrícola, entre otros, dejan de recibir por lo menos 6 mil millones de dólares.

De continuar este panorama de violación de la soberanía venezolana, habrá un colapso no sólo económico sino social con implicaciones muy complejas que desde ya se comienzan a percibir. Es más que evidente que el Estado colombiano no cuenta con la capacidad de atender a la totalidad de sus conciudadanos en temas como salud, educación, trabajo digno o vivienda. No en vano es el octavo país más desigual del mundo y el segundo en número de refugiados internos, sólo superado por Siria.

Tal panorama exige el desechar las posturas intervencionistas y profundizadoras de los conflictos que padecen cada uno de los países. Las posturas chauvinistas, patrioteras y de vernos como enemigos están de más. Si en Colombia la violencia y la guerra continúan, Venezuela se verá impactada, si en Venezuela se profundiza la crisis económica Colombia también sufrirá alteraciones, en pocas palabras “La paz de Colombia es la paz de Venezuela y la estabilidad económica de Venezuela es la estabilidad económica de Colombia”.

No tenemos opción alterna a la unión, pareciera que la providencia se encargó de enraizar nuestros caminos. Por algo el Libertador Simón Bolívar vislumbró que “La unión de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres sino inexorable decreto del destino”.


Publicado Originalmente bajo el título "La estabilidad económica de Venezuela es la estabilidad económica de Colombia", en la Edición N° 140 de Periferia, Prensa Alternativa.