Por:
Oscar
Javier Forero
Economista
Hablar
de Hugo Chávez es hablar de polémica, de discurso encendido, de
antiimperialismo y de excelente capacidad oratoria. Desde aquel 4 de
febrero de 1992, cuando siendo un desconocido pronuncia el “por
ahora”, hasta su siembra el 05
de marzo de 2013, captó la atención de buena parte del mundo,
incluyendo a quienes abiertamente le odiaban. Es ampliamente
difundido en Venezuela la experiencia de enconados opositores,
antichavistas “hasta la médula”
que no dejaban de sintonizar todos los domingos Aló Presidente,
programa de radio y televisión en el que el Jefe de Estado abordaba
diversos temas por hasta 8 horas continuas.
¿Qué
hizo que casi la totalidad de un país se volcara bien sea a apoyar o
a rechazar a Chávez? ¿Qué hizo que poderosos medios de
comunicación, corporaciones y líderes mundiales pusieran los ojos
en Venezuela? ¿Por qué durante 14 procesos electorales tan sólo
perdió uno? La retórica simplista nos dice que era un líder
populista, que manipulaba a su pueblo a través de dádivas y que
tenía en su mente un proyecto autócrata, otros más imaginativos lo
acusaban de loco y hasta miembro de una especie de culto casi
satánico.
Sin
embargo, la realidad es otra, si bien Chávez no fue un dios, aun
cuando lo han querido endiosar, si es importante destacar que
significó para la Revolución Bolivariana e incluso para el
movimiento popular latinoamericano y mundial, el catalizador que
contuvo, por lo menos por dos décadas, los procesos entreguistas y
neoliberales que amenazaban al continente.
Es
importante mencionar que Hugo Chávez llega al poder, no por méritos
de la izquierda, la cual estaba en franco retroceso tanto político
como ideológico, sino por la precaria situación que vivía la
población venezolana, pudiéndose resumir en una sola palabra:
Exclusión. Esto resulta clave para entender el por qué un militar
de rango medio, con tinte nacionalista, sin estar apoyado por los
partidos tradicionales y que no pertenecía a la elite logra quedarse
con el poder.
Es
la exclusión el detonante que derrumba la denominada cuarta
república y el esplendor que vivía una pequeña pero opulenta clase
social que disfrutaba de las mieles del petroestado. Para 1993,
FUNDACREDESA, una institución gubernamental, estimaba, entre otras
cosas que “El 1,07% de la
población vive en la opulencia (cuatro mil familias). El 7,09% vive
en relativo confort (15 mil familias). La clase media se ha reducido
al 13,6%. El 37,6% conforma la clase obrera del país, unos 7
millones y el 40,34% son marginales, desclasados (cerca de 8
millones)”. (Diario El Globo,
26/02/1993)
Una
vez Chávez asume la presidencia, comienza a realizar una serie de
transformaciones que cobraron su mayor éxito luego del fallido golpe
de Estado proyanqui de 2002, dicho éxito se debió a que, para
superar las trabas y la burocracia típica del Estado burgués, creó
una especie de instituciones paraestatales a las que llamó misiones
sociales, que ofrecieron soluciones inmediatas a la población en
temas sensibles como alimentación, salud, educación e identidad.
De
esta forma se daba inicio a una etapa en la cual los índices de
pobreza, comienzan a retroceder por primera vez en años, con
resultados excepcionales, lo que prendió las alarmas de poderosos
intereses políticos transnacionales que temían la propagación por
la región de la experiencia venezolana, más cuando la dialéctica
de la propia Revolución había transformado al Chávez, soldado
nacionalista, en un Comandante cada vez más radical y socialista.
En
el plano meramente económico es importante destacar algunos datos y
cifras de organismos multilaterales, que ofrecen luces y desmontan
mitos. Antes que nada es perentorio acotar que si bien Chávez fue un
militante del socialismo, la economía venezolana nunca trascendió
el capitalismo, la vieja estructura del Estado burgués permaneció
casi intacta. Ello no le quita méritos al enorme trabajo realizado
por su gobierno, no olvidemos el estado y las condiciones en que se
encontraba la República antes de 1998.
Indicadores
como el PIB crecieron a un ritmo acelerado, el coeficiente de Gini
que mide la desigualdad se redujo 20% en tan solo una década, siendo
el más bajo de toda América Latina, no en vano, de acuerdo a la
CEPAL, la pobreza pasó de 75,5% en 1997 a 25% en 2012, a través de
las misiones sociales la patria se volvió una escuela, más de 3
millones de mujeres, obreros y personas de la tercera edad volvieron
al aula lo que generó procesos no sólo de educación sino de
empoderamiento, la matrícula universitaria creció como nunca, lo
que antes era un privilegio pasó a ser parte de la cotidianidad, a
través de convenios con Cuba se logró brindar atención gratuita y
de calidad a sectores populares y zonas apartadas en las que nunca
había llegado un médico. En fin, fue una época dorada, en la que
negar el enorme crecimiento cuantitativo que tuvo el pueblo
venezolano no es más que un signo de profundo sesgo e ignorancia.
Aunque
parezca paradójico, el mayor logro de Chávez no se puede medir ni
en dólares, ni en cifras o porcentajes, pues trasciende lo
economicista. Haber revivido el sentido de patria, haber sacado a
Bolívar de las academias, empoderar al pueblo no sólo a través de
las leyes sino del despertar de una masa que se encontraba acéfala e
inerte, sembrar en la mente de millones de venezolanos la semilla de
la independencia, el antiimperialismo y la lucha por el socialismo,
contagiar a jóvenes y niños por la defensa de lo nuestro y
visibilizar a los históricamente excluidos, a los nadies, a los
explotados, a los que sólo aparecían en las páginas de sucesos, a
las amas de casa que no contaban para las estadísticas oficiales, a
los abuelos que permanecían casi inmóviles por ya no ser útil al
sistema, a los millones de jóvenes que por no tener recursos
económicos estábamos destinados al hampa o en el mejor de los casos
a servir de fuente de enriquecimiento de unos pocos, fue su más
grande éxito.
Aun
cuando las condiciones materiales en Venezuela no son las mejores,
aun cuando EEUU arrecia las sanciones para ahorcar la economía y aun
cuando se han perdido muchos de los logros alcanzados, la figura, el
liderazgo y la tenacidad del Comandante Chávez siguen presentes. En
cualquier barrio o aldea se percibe el inmenso sustrato bolivariano
que brota por las venas de millones de venezolanos y que no se
borrará pese a las adversidades ¿Lo habrá tomado en cuenta el
imperialismo?
Contó
Galeano que le preguntó a un humilde venezolano durante un proceso
electoral “¿Y usted por qué
vota a Chávez?” y éste le
respondió “Porque no quiero
volverme invisible nunca más”.
(*) Este artículo fue publicado originalmente en la edición N° 137 de "Periferia Comunicación Alternativa". Abril de 2018. Medellín, Colombia.
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