domingo, 12 de noviembre de 2017

Sátira al corrupto

Por: Oscar Javier Forero

Siento especial admiración por aquellos funcionarios públicos 
con responsabilidades altas, medianas y pequeñas, 
algunos "concuerdan" políticamente conmigo, 
otros difieren en absoluto de mis ideas, 
pero debo aceptar que son tan buenos gerentes y administradores con su "15 y último" 
que logran comprar lujosas casas, carros, fincas, propiedades en el exterior,
y aún así les alcanza para vestir con ropa de marca, cambiar de teléfono cada 6 meses y mantener sus cuentas bancarias "gorditas".

Me imagino que no almuerzan de vez en cuando en la calle como yo, 
no desayunan, 
no se toman una que otra cerveza, 
no saldrán de paseo. 

En su afán por maximizar el ahorro de seguro sólo comerán arepa con agua de lunes a lunes, 
nunca comerán helados en la calle, 
ni gastaran un sólo bolívar en medicinas.

¡De verdad que hacen milagros con su sueldo! 

Lo único malo es que he notado una relación inversamente proporcional
entre la institución en la que trabajan y sus cuentas personales. 
No sé qué cuestión extraña y digna de análisis habrá allí, 
que cuando más crecen sus propiedades mas se empobrece la institución  en la que trabajan
 ¿Por qué será?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario