miércoles, 29 de marzo de 2017

Hay tres veces más celulares que inodoros en África

Niñas y niños recolectan agua de un canal en el sistema de irrigación de Magwe en el sur de Matabeleland, Zimbabwe. 
Crédito: Busani Bafana/IPS.

Por Busani Bafana
El agua y el saneamiento son clave para mantener un buen estado de salud y para el bienestar económico. Sin embargo, el agua y el saneamiento siguen al margen de las prioridades de desarrollo de África, donde su elevado costo y las malas políticas hacen que millones de personas carezcan de agua por cañería y de inodoros.
A pesar de ser signatario de varios acuerdos para garantizar la seguridad hídrica, este continente simplemente no puede pagar la infraestructura necesaria para que todas las personas gocen de ese derecho, explicó el especialista Mike Muller.
África subsahariana utiliza menos de cinco por ciento de sus recursos hídricos, pero el costo de llevar el servicio por cañería a toda la ciudadanía puede resultar prohibitivo, indicó Muller, de la Universidad Witwatersand, en Sudáfrica.

“El suministro de agua doméstico es una prioridad política en África y el saneamiento se ha vuelto más importante, pero los servicios cuestan dinero”, precisó.
El Consejo Mundial de Agua (WWC, en inglés), fundado en 1996 con más 300 miembros que abogan por la seguridad hídrica, señala que el mundo deberá destinar unos 650.000 millones de dólares al año desde ahora a 2030 para construir la infraestructura necesaria para garantizar la seguridad hídrica universal.
Problemas hídricos todavía son corrientes
Este continente todavía está lejos de gozar de los retornos de sus inversiones en el sector hídrico. Por ejemplo, tiene más ciudadanos con teléfonos móviles que personas con acceso a agua limpia y retretes con saneamiento.
Un informe de 2016 publicado por Afrobarometer, una red panafricana de investigación que estudió el acceso a los servicios básicos y la infraestructura en 35 países africanos, concluyó que solo 30 por ciento de los africanos tenían acceso a inodoros y solo 63 por ciento al agua por cañería, pero 93 de ellos tenían servicio de telefonía móvil.
Los gobiernos deben invertir en proyectos hídricos que provean de agua potable a toda la ciudadanía en un mundo donde 800 millones de personas no tienen acceso a ella y donde las enfermedades derivadas del agua contaminada dejan 3,5 millones de personas muertas al año, indicó el WWC en el marco del Día Mundial del Agua, que se celebra este martes 22 bajo el lema: “Aguas residuales, ¿por qué desperdiciar agua?”.
El WWC alertó que la inseguridad hídrica le cuesta a la economía mundial unos 500.000 millones de dólares al año.
“Los líderes del mundo se dieron cuenta de que el saneamiento es fundamental para la salud pública, pero debemos actuar ahora para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) seis, “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos para 2030”, recordó el presidente del WWC, Benedito Braga.
“Necesitamos un compromiso al más alto nivel para garantizar la disponibilidad de recursos de agua limpia en cada pueblo y ciudad del mundo”, acotó.
La falta de acceso al agua, alertó Braga, puede contribuir al hambre, a la guerra y a la migración sin control e irregular.
“El agua es un ingrediente esencial para el desarrollo social y económico en todos los sectores; asegura que haya suficientes alimentos para todos, provee suficientes suministros de energía estable y asegura el mercado y la estabilidad industrial entre otros beneficios”, indicó.
El mundo no pudo cumplir con la meta de saneamiento para 2015 y quedaron 2.400 millones de personas sin el servicio y la necesidad de invertir en agua y saneamiento, lo que según el WWC dejó alrededor de 4,3 dólares de retorno por cada dólar invertido, al reducir los costos de la salud, precisó.

Riqueza de aguas residuales
ONU Agua recuerda que las aguas residuales son una fuente sin explotar si se tratan adecuadamente.
Estas son “una combinación de efluentes domésticos compuestos por aguas negras (heces, orina y lodos fecales) y aguas grises (del baño y la cocina), además del agua de establecimientos comerciales y efluentes de instituciones y de la industria y la agricultura”, según la ONU.
De acuerdo con el cuarto Informe del Desarrollo Mundial de Agua, actualmente solo 20 por ciento de las aguas servidas son tratadas como corresponde, y eso depende principalmente del ingreso de cada país.
Eso significa que la capacidad de tratamiento es 70 por ciento de las aguas residuales generales en los países de altos ingresos, en comparación con solo ocho por ciento en los de bajos ingresos, según el informe analítico de ONU Agua, Gestión de Aguas Residuales.
“Se necesita de un cambio de paradigma en la política de agua en el mundo no solo para prevenir más daños a los ecosistemas sensibles y al ambiente acuático, sino también para subrayar de que las aguas residuales son un recurso (en términos de agua y también de nutrientes para su uso agrícola), cuya efectiva gestión es esencial para la seguridad futura del agua”, indicó ONU Agua.
Muller precisó que África no puede concentrarse en las aguas residuales sin garantizar primero un servicio de agua potable adecuado.
“El foco en las aguas residuales refleja los deseos del mundo rico de reducir la contaminación, proteger el ambiente y vender tecnología”, observó Muller.
“Hay grandes ciudades y pueblos, donde el agua ‘usada’ se trata y se reutiliza, en otros, los agricultores periurbanos buscan las aguas no tratadas porque son un valioso fertilizante”, explicó.

“Pero en lugares sin suministro de agua adecuado o sin alcantarillado para llevarse las aguas residuales, su tratamiento todavía no es una prioridad, pues sin suministro de agua potable no pueden haber aguas residuales”, precisó.
Según el WWC, alrededor de 90 por ciento de las aguas servidas del mundo se vierten sin tratar al ambiente. Más de 923 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 2.400 millones no tienen saneamiento adecuado.
“Casi 40 por ciento de la población mundial ya padece la escasez hídrica, la que podría aumentar a las dos terceras partes de la misma para 2025. Además, alrededor de 700 millones de personas viven en zonas urbanas sin retretes seguros”, indicó el Consejo.
Las aguas servidas pueden ser una fuente de líquido vital en tiempos de sequía, en especial para la industria y la agricultura, de nutrientes para el suelo, para la agricultura, acondicionador de suelos y fuente de energía.
Algunas impurezas en las aguas residuales son útiles como fertilizantes orgánicos. Con el tratamiento adecuado, también pueden servir para las pasturas del ganado.
“Lograr avances en materia de agua potable es un éxito temporal si no se atienden otros elementos como el saneamiento y la gestión de aguas residuales, en especial en zonas urbanas”, dijo Clever Mafuta, coordinador de GRID-Arendal, a IPS.
“El agua residual termina en fuentes usadas para beber, y si no se la gestiona bien, se pierden los logros en el suministro de agua potable”, añadió Mafuta, cuya organización con sede en Noruega colabora con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
La ONU estima que solo África subsahariana pierde 40.000 millones de horas por año recolectando agua, un año entero de trabajo de la población de Francia.
La Visión de Agua de África para 2025, lanzada por agencias de la ONU y órganos regionales africanos en 2000, identificó al clima extremo y a la variabilidad de las lluvias, la inapropiada gobernanza, los acuerdos institucionales en la gestión de las cuencas y el financiamiento insostenible de las inversiones en agua y saneamiento como amenazas a la escasez de agua en este continente.
Los ministros africanos de área adoptaron la Declaración sobre Saneamiento e Higiene de Ngor, en mayo de 2015 en Senegal, comprometiéndose a ofrecer acceso al saneamiento y eliminar la defecación al aire libre para 2030. Peor es un objetivo todavía lejano.
El Consejo de Ministros Africanos sobre Agua desarrolló un sistema de monitoreo e información para el sector de agua y saneamiento.
El secretario ejecutivo, Canisius Kanangire, lo consideró un paso importante para asegurar la gestión efectiva y eficiente de los recursos hídricos del continente y el suministro de un acceso adecuado e igualitario al agua y el saneamiento para todos.
Traducido por Verónica Firme

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