jueves, 16 de abril de 2020

Estas son las drogas y las vacunas que podrían poner fin a la pandemia de coronavirus

Por Cristin Flanagan, Riley Griffin, Robert Langreth

Se han lanzado más de 200 programas diferentes para desarrollar vacunas y terapias para combatir la pandemia de Covid-19. Desde conocidos gigantes de la industria como Gilead Sciences Inc. hasta Johnson & Johnson, participan en una carrera mundial para encontrar y probar los productos. Con una vacuna más que probable fuera del alcance para este año, la esperanza a corto plazo de un medio para sofocar la propagación global del nuevo coronavirus se basa en encontrar un tratamiento antiviral que pueda mejorar las probabilidades de supervivencia para los afectados. con Covid-19.

Con más de 70 vacunas en desarrollo y al menos la mayor cantidad de medicamentos en examen, no se incluyen aquí todas las terapias o vacunas experimentales. El rastreador agregará otros nuevos a medida que comienzan o avanzan en las pruebas, obtienen un respaldo significativo o son prometedores. Casi todos estos programas se encuentran en las primeras etapas, lo que significa que el estándar de oro de los datos (ensayos clínicos con placebo "cegado" y grupos de terapia) aún es difícil de lograr. Con reglas más flexibles y un deseo de llevar un tratamiento al mercado rápidamente, es importante echar un ojo escéptico a los datos demasiado buenos para ser ciertos.


A.- Antivirales
Los medicamentos antivirales funcionan al evitar que el virus se replique o infecte las células. Pueden incluir desde terapias biotecnológicas complejas hasta genéricos más antiguos, como un medicamento contra la malaria que se está probando ampliamente en todo el mundo. Otros ejemplos de otros antivirales incluyen muchos medicamentos contra el VIH, tratamientos para la hepatitis C y el tratamiento de la gripe Tamiflu.

1.- EMPRESA
Gilead Sciences Inc.
FÁRMACO
Remdesivir

Remdesivir es una medicina experimental que se dirige al material genético llamado ARN y está destinado a detener la replicación del SARS-CoV-2. Probado previamente, sin éxito, como un medicamento contra el ébola, es complejo de fabricar y debe administrarse por vía intravenosa.

ÚLTIMAS NOTICIAS
Un informe de que los pacientes en Chicago podrían haberse beneficiado del medicamento hizo que las acciones de Gilead se dispararan el 16 de abril. Esa noticia siguió a datos prometedores a principios de abril de otro pequeño grupo de pacientes . Se esperan resultados de ensayos más definitivos pronto, que mostrarán si el medicamento funciona o no y, en caso afirmativo, en qué tipos de pacientes. Se espera que un ensayo en pacientes gravemente enfermos tenga resultados a fines de abril, y se espera un gran ensayo patrocinado por el gobierno de EE. UU. Controlado por placebo y un estudio abierto de la compañía en pacientes con enfermedades moderadas a fines de mayo.

2.- EMPRESA
Medicamentos genéricos fabricados por Teva Pharmaceutical Industries Ltd., Sanofi, Mylan NV, Natco Pharma Ltd., Novartis AG, Bayer AG y otros.
FÁRMACO
Hidroxicloroquina, cloroquina

La hidroxicloroquina y la cloroquina son medicamentos antipalúdicos que se han probado en otros brotes. Años de edad, sus efectos secundarios son relativamente conocidos y están disponibles como genéricos de menor costo.

ÚLTIMAS NOTICIAS
El presidente Donald Trump había promocionado repetidamente las drogas a pesar de la evidencia limitada sobre si podían tratar o prevenir infecciones. Si bien los ensayos están en curso, los sistemas de salud y los gobiernos han apresurado a almacenar las píldoras, que son escasas para los pacientes que las usan para enfermedades como el lupus. Dos ensayos, de la Universidad de Duke y la Universidad de Washington, podrían tener resultados en mayo. Hay algunas preguntas sobre su seguridad en pacientes con Covid-19 después de que a principios de este mes, Francia informara 43 incidentes cardíacos relacionados con la hidroxicloroquina.

3.- EMPRESA
Zhejiang Hisun Pharmaceutical Co.
FÁRMACO
Favipiravir

Favipiravir es un medicamento contra la gripe que se comercializa y vende como Avigan por FujiFilm Holdings Corp. en Japón. El favipiravir también se dirige al ARN viral para detener la propagación del virus.

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Un estudio de marzo de favipiravir en 80 pacientes encontró que parecía ayudar a eliminar el virus de los pacientes una semana antes que un cóctel de medicamentos contra el VIH de AbbVie Inc. y se asoció con mejores síntomas en el pecho.

4.- EMPRESA
Takeda Pharmaceutical Co.
FÁRMACO
Plasma convaleciente (TAK-888)

Takeda está explorando si el plasma sanguíneo de pacientes recuperados de Covid-19, que puede contener anticuerpos contra la infección, puede usarse contra la enfermedad. Tratamientos similares han demostrado ser prometedores en el tratamiento de otras infecciones graves.

ÚLTIMAS NOTICIAS
El fabricante de drogas japonés dice que podría tener la aprobación de un tratamiento derivado de plasma para Covid-19 para fin de año. La FDA también ha ofrecido orientación a investigadores y hospitales que desean utilizar plasma convaleciente de forma experimental.

  
B.- Vacunas
Las vacunas dan a gran parte de la población cierto nivel de inmunidad a una enfermedad, y se consideran cruciales para poner fin a la pandemia al crear una inmunidad generalizada contra el virus. También tardan más en desarrollarse, en parte porque se debe demostrar que son extremadamente seguros ya que se administran a personas sanas. Las autoridades sanitarias mundiales, incluidos los Institutos Nacionales de Salud, han dicho que pasará al menos un año antes de que una vacuna esté disponible para el público. Hay 70 vacunas en alguna etapa de desarrollo, según la Organización Mundial de la Salud.

1.- EMPRESA
Moderna Inc.
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ARNm-1273

El ARNm-1273 de Moderna utiliza ARN mensajero para estimular al cuerpo a producir una proteína clave del virus, creando una respuesta inmune.

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El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, una parte de los Institutos Nacionales de Salud, está estudiando la vacuna en un ensayo de 45 pacientes y podría tener resultados tempranos de un puñado de pacientes a fines de mayo o junio. La compañía anunció el 16 de abril que obtendrá hasta $ 483 millones del gobierno de los Estados Unidos para desarrollar y probar la vacuna. Los primeros 45 pacientes se inscribieron en un ensayo temprano, dijo la compañía.

2.- EMPRESA
Johnson y Johnson
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Aún no hay nombre

J&J está trabajando en una vacuna sin nombre basada en adenovirus, así como en dos copias de seguridad.

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J&J planea comenzar primero en estudios en humanos para septiembre y está aumentando la producción para producir hasta mil millones de dosis de la vacuna . La compañía ha dicho que podría estar lista para uso de emergencia en trabajadores de la salud en enero, y tiene un acuerdo de $ 1 mil millones con la unidad de investigación biomédica del gobierno de EE. UU., BARDA, para desarrollarla.
  
3.- EMPRESA
Inovio Pharmaceuticals Inc.
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INO-4800

La vacuna experimental de Inovio utiliza ADN para activar el sistema inmunitario del paciente.

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Inovio y Beijing Advaccine Biotechnology tienen un acuerdo para comenzar a estudiar el medicamento en China. Inovio inició su ensayo de vacunas a principios de abril, se espera un estudio más amplio para fines de año.
  
4.- EMPRESA
BioNTech SE, Pfizer Inc.
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BNT162

BNT162 de BioNtech es otra vacuna de ARN mensajero, la compañía alemana está desarrollando el posible tratamiento preventivo en asociación con Pfizer.

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Las dos compañías ampliaron un acuerdo existente para vacunas contra la gripe para abarcar una vacuna Covid-19 en marzo y las pruebas clínicas comenzarán en abril.
  
5.- EMPRESA
CanSino Biologics Inc.
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Ad5-nCoV

La vacuna de CanSino se desarrolló junto con el ejército de China y está genéticamente modificada con un virus mutante con replicación defectuosa.

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CanSino completó el primer estudio de seguridad para una vacuna Covid-19 en abril. La compañía dijo que se espera que un gran estudio en la etapa intermedia para establecer aún más la seguridad y la eficacia comience "pronto".
  
6.- EMPRESA
Novavax Inc.
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NVX-CoV2373

La vacuna de Novavax está destinada a crear anticuerpos que bloquean un "pico" de proteínas que el virus usa para infectar a su huésped.

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Novavax seleccionó su vacuna candidata en abril después de ver una fuerte respuesta inmune en las pruebas con animales. Se espera que el primer ensayo en humanos en aproximadamente 130 pacientes comience a mediados de mayo con resultados preliminares en julio, según la compañía.

7.- EMPRESA
Sanofi y GlaxoSmithKline Plc
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Vacuna de proteína viral sin nombre

Sanofi está trabajando en una vacuna que utiliza tecnología ya empleada en una de sus vacunas contra la gripe, lo que podría acelerar el desarrollo y la producción.

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El farmacéutico francés anunció el 14 de abril que uniría fuerzas con GlaxoSmithKline. Glaxo suministrará los llamados adyuvantes, que mejoran la eficacia y hacen que los productos sean más fáciles de producir en masa. Las compañías planean comenzar los ensayos en humanos en la segunda mitad de este año, con el objetivo de tener una vacuna disponible para la segunda mitad de 2021.


C.- Terapias indirectas
Las terapias de apoyo no tratan o previenen directamente el virus, pero pueden ayudar a los pacientes que se han enfermado al mitigar los efectos de la enfermedad, como la dificultad para respirar o las respuestas inflamatorias graves. Sin otros tratamientos directos para el virus, y con la preocupación de que los sistemas de atención médica se vean abrumados, dichos tratamientos se consideran esenciales.
  
1.- EMPRESA
Regeneron Pharmaceuticals Inc. y Sanofi
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Kevzara

El medicamento biotecnológico se dirige a una vía conocida como interleucina-6 o IL-6, que puede afectar la inflamación. Ya está aprobado para la artritis reumatoide y podría ayudar a pacientes muy enfermos de Covid-19 en dificultad respiratoria.

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Regeneron y Sanofi comenzaron un estudio en los Estados Unidos en etapa tardía que se espera que inscriba hasta 400 pacientes, y los resultados pueden estar disponibles a fines de abril. También se esperan más estudios fuera de los EE. UU.
  
2.- EMPRESA
Roche Holding AG, Chugai Pharmaceutical Co.
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Actemra, solo o en combinación con el medicamento contra la gripe Avigan

Actemra es un medicamento para la artritis que también se dirige a la IL-6, como lo hace Kevzara.

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Roche, en colaboración con la FDA y BARDA, inició en abril un ensayo en etapa tardía en más de 300 pacientes hospitalizados con Covid-19 con neumonía grave.



martes, 7 de abril de 2020

The Guardian: JP Morgan advierte que la crisis climática es una amenaza para la raza humana


El mayor financista mundial de combustibles fósiles advirtió a los clientes que la crisis climática amenaza la supervivencia de la humanidad y que el planeta está en una trayectoria insostenible, según un documento filtrado.

El informe de JP Morgan sobre los riesgos económicos del calentamiento global causado por el hombre dijo que la política climática tuvo que cambiar o que el mundo enfrentaría consecuencias irreversibles.

El estudio condena implícitamente la propia estrategia de inversión del banco estadounidense y destaca las crecientes preocupaciones entre las principales instituciones de Wall Street sobre los riesgos financieros y de reputación de la financiación continua de las industrias intensivas en carbono, como el petróleo y el gas.

JP Morgan ha proporcionado $ 75 mil millones (£ 61 mil millones) en servicios financieros a las empresas que se expanden más agresivamente en sectores como el fracking y la exploración de petróleo y gas en el Ártico desde el acuerdo de París, según un análisis compilado para The Guardian el año pasado.

Su informe fue obtenido por Rupert Read, un vocero de la rebelión de extinción y académico de filosofía en la Universidad de East Anglia, y ha sido visto por The Guardian.

La investigación realizada por los economistas de JP Morgan David Mackie y Jessica Murray dice que la crisis climática afectará la economía mundial, la salud humana, el estrés hídrico, la migración y la supervivencia de otras especies en la Tierra.

"No podemos descartar resultados catastróficos donde la vida humana tal como la conocemos está amenazada", señala el documento, que data del 14 de enero.

Basándose en una extensa literatura académica y pronósticos del Fondo Monetario Internacional y el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, el documento señala que la calefacción global está en camino de alcanzar los 3.5 ° C por encima de los niveles preindustriales para fines de siglo. Dice que la mayoría de las estimaciones de los posibles costos económicos y de salud son demasiado pequeños porque no tienen en cuenta la pérdida de riqueza, la tasa de descuento y la posibilidad de un aumento de los desastres naturales.

Los autores dicen que los formuladores de políticas deben cambiar de dirección porque una política climática como de costumbre "probablemente empujaría a la tierra a un lugar que no hemos visto en muchos millones de años", con resultados que podrían ser imposibles de revertir.

“Aunque las predicciones precisas no son posibles, está claro que la Tierra está en una trayectoria insostenible. Algo tendrá que cambiar en algún momento si la raza humana va a sobrevivir ".

El banco de inversión dice que el cambio climático "refleja una falla del mercado global en el sentido de que los productores y consumidores de emisiones de CO2 no pagan por el daño climático que resulta". Para revertir esto, destaca la necesidad de un impuesto global al carbono pero advierte que "no va a suceder pronto" debido a las preocupaciones sobre el empleo y la competitividad.

Los autores dicen que "es probable que la situación [climática] continúe deteriorándose, posiblemente más que en cualquiera de los escenarios del IPCC".

Sin nombrar a ninguna organización, los autores dicen que se están produciendo cambios a nivel micro, que implican cambios en el comportamiento de individuos, empresas e inversores, pero es poco probable que esto sea suficiente sin la participación de las autoridades fiscales y financieras.
  
El año pasado, el análisis compilado para The Guardian por Rainforest Action Network, una organización ambiental con sede en los EE. UU., Descubrió que JP Morgan era una de las 33 instituciones financieras poderosas que habían proporcionado un total estimado de $ 1.9 billones (£ 1.47 billones) al sector de combustibles fósiles entre 2016 y 2018.

Un portavoz de JP Morgan le dijo a la BBC que el equipo de investigación era "totalmente independiente de la compañía en su conjunto, y no un comentario al respecto", pero declinó hacer más comentarios. Los metadatos en el pdf del informe obtenido por Read dijeron que el documento fue creado el 13 de enero y que el autor del archivo era Gabriel de Kock, director ejecutivo de JP Morgan. The Guardian se ha acercado al banco de inversión para hacer comentarios.

La presión de los huelguistas estudiantiles, el rechazo de activistas y la desinversión ha llevado a varias instituciones importantes a afirmar que harán que el clima sea más prioritario. El modelo de negocio de las compañías de combustibles fósiles también se está debilitando a medida que la energía eólica y solar se vuelven más competitivas. A principios de este mes, el influyente banco comercial Goldman Sachs rebajó la calificación de ExxonMobil de una posición "neutral" a una posición de "venta". En enero, BlackRock, el mayor administrador de activos del mundo, dijo que reduciría su exposición a los combustibles fósiles antes de una "reasignación significativa de capital".

Los grupos ambientalistas siguen siendo cautelosos porque se invierten grandes sumas en empresas petroquímicas, pero algunos analistas financieros veteranos dicen que la marea está cambiando. El experto en dinero de CNBC Jim Cramer sorprendió a muchos en su campo cuando declaró: "Terminé con los combustibles fósiles. Ya terminaron. Acaban de terminar ". Al describir cómo una nueva generación de administradoras de fondos de pensiones estaba retirando el apoyo, afirmó que las empresas de petróleo y gas estaban en la fase de muerte. “El mundo se ha vuelto contra ellos. En realidad está sucediendo un poco rápido. Está viendo la desinversión de muchos fondos diferentes. Será un desfile que dirá: "Mira, estos son tabaco. Y no los vamos a poseer ", dijo. "Estamos en un mundo nuevo".





La emergencia viral y el mundo de mañana.

Por: Byung-Chul Han

El coronavirus está poniendo a prueba nuestro sistema. Al parecer Asia tiene mejor controlada la pandemia que Europa. En Hong Kong, Taiwán y Singapur hay muy pocos infectados. En Taiwán se registran 108 casos y en Hong Kong 193. En Alemania, por el contrario, tras un período de tiempo mucho más breve hay ya 15.320 casos confirmados, y en España 19.980 (datos del 20 de marzo). También Corea del Sur ha superado ya la peor fase, lo mismo que Japón. Incluso China, el país de origen de la pandemia, la tiene ya bastante controlada. Pero ni en Taiwán ni en Corea se ha decretado la prohibición de salir de casa ni se han cerrado las tiendas y los restaurantes. Entre tanto ha comenzado un éxodo de asiáticos que salen de Europa. Chinos y coreanos quieren regresar a sus países, porque ahí se sienten más seguros. Los precios de los vuelos se han multiplicado. Ya apenas se pueden conseguir billetes de vuelo para China o Corea.
Europa está fracasando. Las cifras de infectados aumentan exponencialmente. Parece que Europa no puede controlar la pandemia. En Italia mueren a diario cientos de personas. Quitan los respiradores a los pacientes ancianos para ayudar a los jóvenes. Pero también cabe observar sobreactuaciones inútiles. Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una huera exhibición de soberanía que no sirve de nada. Serviría de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco. Entre tanto también Europa ha decretado la prohibición de entrada a extranjeros: un acto totalmente absurdo en vista del hecho de que Europa es precisamente adonde nadie quiere venir. Como mucho, sería más sensato decretar la prohibición de salidas de europeos, para proteger al mundo de Europa. Después de todo, Europa es en estos momentos el epicentro de la pandemia.

Las ventajas de Asia

En comparación con Europa, ¿qué ventajas ofrece el sistema de Asia que resulten eficientes para combatir la pandemia? Estados asiáticos como Japón, Corea, China, Hong Kong, Taiwán o Singapur tienen una mentalidad autoritaria, que les viene de su tradición cultural (confucianismo). Las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa. También confían más en el Estado. Y no solo en China, sino también en Corea o en Japón la vida cotidiana está organizada mucho más estrictamente que en Europa. Sobre todo, para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan fuertemente por la vigilancia digital. Sospechan que en el big data podría encerrarse un potencial enorme para defenderse de la pandemia. Se podría decir que en Asia las epidemias no las combaten solo los virólogos y epidemiólogos, sino sobre todo también los informáticos y los especialistas en macrodatos. Un cambio de paradigma del que Europa todavía no se ha enterado. Los apologetas de la vigilancia digital proclamarían que el big data salva vidas humanas.
La conciencia crítica ante la vigilancia digital es en Asia prácticamente inexistente. Apenas se habla ya de protección de datos, incluso en Estados liberales como Japón y Corea. Nadie se enoja por el frenesí de las autoridades para recopilar datos. Entre tanto China ha introducido un sistema de crédito social inimaginable para los europeos, que permite una valoración o una evaluación exhaustiva de los ciudadanos. Cada ciudadano debe ser evaluado consecuentemente en su conducta social. En China no hay ningún momento de la vida cotidiana que no esté sometido a observación. Se controla cada clic, cada compra, cada contacto, cada actividad en las redes sociales. A quien cruza con el semáforo en rojo, a quien tiene trato con críticos del régimen o a quien pone comentarios críticos en las redes sociales le quitan puntos. Entonces la vida puede llegar a ser muy peligrosa. Por el contrario, a quien compra por Internet alimentos sanos o lee periódicos afines al régimen le dan puntos. Quien tiene suficientes puntos obtiene un visado de viaje o créditos baratos. Por el contrario, quien cae por debajo de un determinado número de puntos podría perder su trabajo. En China es posible esta vigilancia social porque se produce un irrestricto intercambio de datos entre los proveedores de Internet y de telefonía móvil y las autoridades. Prácticamente no existe la protección de datos. En el vocabulario de los chinos no aparece el término “esfera privada”.
En China hay 200 millones de cámaras de vigilancia, muchas de ellas provistas de una técnica muy eficiente de reconocimiento facial. Captan incluso los lunares en el rostro. No es posible escapar de la cámara de vigilancia. Estas cámaras dotadas de inteligencia artificial pueden observar y evaluar a todo ciudadano en los espacios públicos, en las tiendas, en las calles, en las estaciones y en los aeropuertos.
Toda la infraestructura para la vigilancia digital ha resultado ser ahora sumamente eficaz para contener la epidemia. Cuando alguien sale de la estación de Pekín es captado automáticamente por una cámara que mide su temperatura corporal. Si la temperatura es preocupante todas las personas que iban sentadas en el mismo vagón reciben una notificación en sus teléfonos móviles. No en vano el sistema sabe quién iba sentado dónde en el tren. Las redes sociales cuentan que incluso se están usando drones para controlar las cuarentenas. Si uno rompe clandestinamente la cuarentena un dron se dirige volando a él y le ordena regresar a su vivienda. Quizá incluso le imprima una multa y se la deje caer volando, quién sabe. Una situación que para los europeos sería distópica, pero a la que, por lo visto, no se ofrece resistencia en China.
Ni en China ni en otros Estados asiáticos como Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Taiwán o Japón existe una conciencia crítica ante la vigilancia digital o el big data. La digitalización directamente los embriaga. Eso obedece también a un motivo cultural. En Asia impera el colectivismo. No hay un individualismo acentuado. No es lo mismo el individualismo que el egoísmo, que por supuesto también está muy propagado en Asia.
Al parecer el big data resulta más eficaz para combatir el virus que los absurdos cierres de fronteras que en estos momentos se están efectuando en Europa. Sin embargo, a causa de la protección de datos no es posible en Europa un combate digital del virus comparable al asiático. Los proveedores chinos de telefonía móvil y de Internet comparten los datos sensibles de sus clientes con los servicios de seguridad y con los ministerios de salud. El Estado sabe por tanto dónde estoy, con quién me encuentro, qué hago, qué busco, en qué pienso, qué como, qué compro, adónde me dirijo. Es posible que en el futuro el Estado controle también la temperatura corporal, el peso, el nivel de azúcar en la sangre, etc. Una biopolítica digital que acompaña a la psicopolítica digital que controla activamente a las personas.
En Wuhan se han formado miles de equipos de investigación digitales que buscan posibles infectados basándose solo en datos técnicos. Basándose únicamente en análisis de macrodatos averiguan quiénes son potenciales infectados, quiénes tienen que seguir siendo observados y eventualmente ser aislados en cuarentena. También por cuanto respecta a la pandemia el futuro está en la digitalización. A la vista de la epidemia quizá deberíamos redefinir incluso la soberanía. Es soberano quien dispone de datos. Cuando Europa proclama el estado de alarma o cierra fronteras sigue aferrada a viejos modelos de soberanía.
No solo en China, sino también en otros países asiáticos la vigilancia digital se emplea a fondo para contener la epidemia. En Taiwán el Estado envía simultáneamente a todos los ciudadanos un SMS para localizar a las personas que han tenido contacto con infectados o para informar acerca de los lugares y edificios donde ha habido personas contagiadas. Ya en una fase muy temprana, Taiwán empleó una conexión de diversos datos para localizar a posibles infectados en función de los viajes que hubieran hecho. Quien se aproxima en Corea a un edificio en el que ha estado un infectado recibe a través de la “Corona-app” una señal de alarma. Todos los lugares donde ha habido infectados están registrados en la aplicación. No se tiene muy en cuenta la protección de datos ni la esfera privada. En todos los edificios de Corea hay instaladas cámaras de vigilancia en cada piso, en cada oficina o en cada tienda. Es prácticamente imposible moverse en espacios públicos sin ser filmado por una cámara de vídeo. Con los datos del teléfono móvil y del material filmado por vídeo se puede crear el perfil de movimiento completo de un infectado. Se publican los movimientos de todos los infectados. Puede suceder que se destapen amoríos secretos. En las oficinas del ministerio de salud coreano hay unas personas llamadas “tracker” que día y noche no hacen otra cosa que mirar el material filmado por vídeo para completar el perfil del movimiento de los infectados y localizar a las personas que han tenido contacto con ellos.
Una diferencia llamativa entre Asia y Europa son sobre todo las mascarillas protectoras. En Corea no hay prácticamente nadie que vaya por ahí sin mascarillas respiratorias especiales capaces de filtrar el aire de virus. No son las habituales mascarillas quirúrgicas, sino unas mascarillas protectoras especiales con filtros, que también llevan los médicos que tratan a los infectados. Durante las últimas semanas, el tema prioritario en Corea era el suministro de mascarillas para la población. Delante de las farmacias se formaban colas enormes. Los políticos eran valorados en función de la rapidez con la que las suministraban a toda la población. Se construyeron a toda prisa nuevas máquinas para su fabricación. De momento parece que el suministro funciona bien. Hay incluso una aplicación que informa de en qué farmacia cercana se pueden conseguir aún mascarillas. Creo que las mascarillas protectoras, de las que se ha suministrado en Asia a toda la población, han contribuido de forma decisiva a contener la epidemia.
Los coreanos llevan mascarillas protectoras antivirus incluso en los puestos de trabajo. Hasta los políticos hacen sus apariciones públicas solo con mascarillas protectoras. También el presidente coreano la lleva para dar ejemplo, incluso en las conferencias de prensa. En Corea lo ponen verde a uno si no lleva mascarilla. Por el contrario, en Europa se dice a menudo que no sirven de mucho, lo cual es un disparate. ¿Por qué llevan entonces los médicos las mascarillas protectoras? Pero hay que cambiarse de mascarilla con suficiente frecuencia, porque cuando se humedecen pierden su función filtrante. No obstante, los coreanos ya han desarrollado una “mascarilla para el coronavirus” hecha de nano-filtros que incluso se puede lavar. Se dice que puede proteger a las personas del virus durante un mes. En realidad es muy buena solución mientras no haya vacunas ni medicamentos. En Europa, por el contrario, incluso los médicos tienen que viajar a Rusia para conseguirlas. Macron ha mandado confiscar mascarillas para distribuirlas entre el personal sanitario. Pero lo que recibieron luego fueron mascarillas normales sin filtro con la indicación de que bastarían para proteger del coronavirus, lo cual es una mentira. Europa está fracasando. ¿De qué sirve cerrar tiendas y restaurantes si las personas se siguen aglomerando en el metro o en el autobús durante las horas punta? ¿Cómo guardar ahí la distancia necesaria? Hasta en los supermercados resulta casi imposible. En una situación así, las mascarillas protectoras salvarían realmente vidas humanas. Está surgiendo una sociedad de dos clases. Quien tiene coche propio se expone a menos riesgo. Incluso las mascarillas normales servirían de mucho si las llevaran los infectados, porque entonces no lanzarían los virus afuera.
En los países europeos casi nadie lleva mascarilla. Hay algunos que las llevan, pero son asiáticos. Mis paisanos residentes en Europa se quejan de que los miran con extrañeza cuando las llevan. Tras esto hay una diferencia cultural. En Europa impera un individualismo que trae aparejada la costumbre de llevar la cara descubierta. Los únicos que van enmascarados son los criminales. Pero ahora, viendo imágenes de Corea, me he acostumbrado tanto a ver personas enmascaradas que la faz descubierta de mis conciudadanos europeos me resulta casi obscena. También a mí me gustaría llevar mascarilla protectora, pero aquí ya no se encuentran.
En el pasado, la fabricación de mascarillas, igual que la de tantos otros productos, se externalizó a China. Por eso ahora en Europa no se consiguen mascarillas. Los Estados asiáticos están tratando de proveer a toda la población de mascarillas protectoras. En China, cuando también ahí empezaron a ser escasas, incluso reequiparon fábricas para producir mascarillas. En Europa ni siquiera el personal sanitario las consigue. Mientras las personas se sigan aglomerando en los autobuses o en los metros para ir al trabajo sin mascarillas protectoras, la prohibición de salir de casa lógicamente no servirá de mucho. ¿Cómo se puede guardar la distancia necesaria en los autobuses o en el metro en las horas punta? Y una enseñanza que deberíamos sacar de la pandemia debería ser la conveniencia de volver a traer a Europa la producción de determinados productos, como mascarillas protectoras o productos medicinales y farmacéuticos.
A pesar de todo el riesgo, que no se debe minimizar, el pánico que ha desatado la pandemia de coronavirus es desproporcionado. Ni siquiera la “gripe española”, que fue mucho más letal, tuvo efectos tan devastadores sobre la economía. ¿A qué se debe en realidad esto? ¿Por qué el mundo reacciona con un pánico tan desmesurado a un virus? Emmanuel Macron habla incluso de guerra y del enemigo invisible que tenemos que derrotar. ¿Nos hallamos ante un regreso del enemigo? La “gripe española” se desencadenó en plena Primera Guerra Mundial. En aquel momento todo el mundo estaba rodeado de enemigos. Nadie habría asociado la epidemia con una guerra o con un enemigo. Pero hoy vivimos en una sociedad totalmente distinta.
En realidad hemos estado viviendo durante mucho tiempo sin enemigos. La guerra fría terminó hace mucho. Últimamente incluso el terrorismo islámico parecía haberse desplazado a zonas lejanas. Hace exactamente diez años sostuve en mi ensayo La sociedad del cansancio la tesis de que vivimos en una época en la que ha perdido su vigencia el paradigma inmunológico, que se basa en la negatividad del enemigo. Como en los tiempos de la guerra fría, la sociedad organizada inmunológicamente se caracteriza por vivir rodeada de fronteras y de vallas, que impiden la circulación acelerada de mercancías y de capital. La globalización suprime todos estos umbrales inmunitarios para dar vía libre al capital. Incluso la promiscuidad y la permisividad generalizadas, que hoy se propagan por todos los ámbitos vitales, eliminan la negatividad del desconocido o del enemigo. Los peligros no acechan hoy desde la negatividad del enemigo, sino desde el exceso de positividad, que se expresa como exceso de rendimiento, exceso de producción y exceso de comunicación. La negatividad del enemigo no tiene cabida en nuestra sociedad ilimitadamente permisiva. La represión a cargo de otros deja paso a la depresión, la explotación por otros deja paso a la autoexplotación voluntaria y a la autooptimización. En la sociedad del rendimiento uno guerrea sobre todo contra sí mismo.

Umbrales inmunológicos y cierre de fronteras.

Pues bien, en medio de esta sociedad tan debilitada inmunológicamente a causa del capitalismo global irrumpe de pronto el virus. Llenos de pánico, volvemos a erigir umbrales inmunológicos y a cerrar fronteras. El enemigo ha vuelto. Ya no guerreamos contra nosotros mismos, sino contra el enemigo invisible que viene de fuera. El pánico desmedido en vista del virus es una reacción inmunitaria social, e incluso global, al nuevo enemigo. La reacción inmunitaria es tan violenta porque hemos vivido durante mucho tiempo en una sociedad sin enemigos, en una sociedad de la positividad, y ahora el virus se percibe como un terror permanente.
Pero hay otro motivo para el tremendo pánico. De nuevo tiene que ver con la digitalización. La digitalización elimina la realidad. La realidad se experimenta gracias a la resistencia que ofrece, y que también puede resultar dolorosa. La digitalización, toda la cultura del “me gusta”, suprime la negatividad de la resistencia. Y en la época posfáctica de las fake news y los deepfakes surge una apatía hacia la realidad. Así pues, aquí es un virus real, y no un virus de ordenador, el que causa una conmoción. La realidad, la resistencia, vuelve a hacerse notar en forma de un virus enemigo. La violenta y exagerada reacción de pánico al virus se explica en función de esta conmoción por la realidad.
La reacción pánica de los mercados financieros a la epidemia es además la expresión de aquel pánico que ya es inherente a ellos. Las convulsiones extremas en la economía mundial hacen que esta sea muy vulnerable. A pesar de la curva constantemente creciente del índice bursátil, la arriesgada política monetaria de los bancos emisores ha generado en los últimos años un pánico reprimido que estaba aguardando al estallido. Probablemente el virus no sea más que la pequeña gota que ha colmado el vaso. Lo que se refleja en el pánico del mercado financiero no es tanto el miedo al virus cuanto el miedo a sí mismo. El crash se podría haber producido también sin el virus. Quizá el virus solo sea el preludio de un crash mucho mayor.
Žižek afirma que el virus ha asestado al capitalismo un golpe mortal, y evoca un oscuro comunismo. Cree incluso que el virus podría hacer caer el régimen chino. Žižek se equivoca. Nada de eso sucederá. China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia. China exhibirá la superioridad de su sistema aún con más orgullo. Y tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza. Y los turistas seguirán pisoteando el planeta. El virus no puede reemplazar a la razón. Es posible que incluso nos llegue además a Occidente el Estado policial digital al estilo chino. Como ya ha dicho Naomi Klein, la conmoción es un momento propicio que permite establecer un nuevo sistema de gobierno. También la instauración del neoliberalismo vino precedida a menudo de crisis que causaron conmociones. Es lo que sucedió en Corea o en Grecia. Ojalá que tras la conmoción que ha causado este virus no llegue a Europa un régimen policial digital como el chino. Si llegara a suceder eso, como teme Giorgio Agamben, el estado de excepción pasaría a ser la situación normal. Entonces el virus habría logrado lo que ni siquiera el terrorismo islámico consiguió del todo.
El virus no vencerá al capitalismo. La revolución viral no llegará a producirse. Ningún virus es capaz de hacer la revolución. El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia. La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa. No podemos dejar la revolución en manos del virus. Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta.
Byung-Chul Han es un filósofo y ensayista surcoreano que imparte clases en la Universidad de las Artes de Berlín. Autor, entre otras obras, de ‘La sociedad del cansancio’, publicó hace un año ‘Loa a la tierra’, en la editorial Herder.
Traducción de Alberto Ciria.

Entrevista a Alfredo Caro Maldonado sobre el COVID-19 «Necesitamos un grado de confianza mínimo en la ciencia»

Por Salvador López Arnal

“Necesitamos un grado de confianza mínimo en la ciencia, por más problemas que esta tenga en su práctica. Lo contrario es la sinrazón y el caos”
Alfredo Caro Maldonado es biólogo con máster y curso de doctorado en inmunología. Es doctorado en muerte celular, postdoctoral en Inmunología y metabolismo y con segundo postdoctoral en cáncer. Desde hace algo más de tres años lleva la plataforma de divulgación científica Ciencia mundana.
Fechemos la entrevista si te parece, 24 de marzo. ¿Qué es un virus? ¿Por qué son tan peligrosos para nosotros, los seres humanos?
Un virus es una entidad biológica que está entre lo vivo y lo inerte. Más complejo que un prión pero mucho más “simple” que una bacteria. No se pueden replicar de manera autónoma, necesitan de la infección, del secuestro de una célula (sea bacteria o célula eucariota) para poder multiplicarse.
Son peligrosos porque cuando infectan una célula generalmente la terminan matando, y a menudo el virus tiene una eficiencia tan alta en saltarse el sistema inmune y en transmitirse que puede ser muy letal. Pero cuanto más letal es un virus menos se expande. Con el tiempo, la mayoría de los virus se adaptan a ser menos letales, aquellas variantes más letales se transmitirán peor seleccionándose negativamente.
Por otro lado, los virus son fuente de variabilidad y motor de la evolución. Así que también estamos aquí por “ellos”.
¿Qué características singulares tiene el nuevo virus? ¿Es un “virus chino” como a veces se ha afirmado? ¿Más peligroso que otros?
Pues una de sus particularidades es precisamente su novedad, o sea, que nuestro sistema inmune no se ha enfrentado antes con él. Es un virus zoonótico, proviene de un animal, y como no ha estado en contacto con el ser humano nuestro sistema inmunológico está poco adaptado, y por otro lado tiene un par de mutaciones o variantes que lo hacen más infectivo que sus predecesores.
Los virus no entienden de nacionalidades ni de fronteras, como estamos viendo. Los nuevos virus vendrán de zonas con naturaleza salvaje, algo que no existe en Europa, por ejemplo.
¿Cómo deberíamos llamarle hablando propiamente? ¿Coronavirus, COVID 19, SARS COV-2?
Lo han bautizado SARS-CoV-2 (aunque también lo he visto en artículos científicos como hCoV-19). Pero en todos lados se le conoce como Covid-19.
¿Cuál es su origen? Algunos analistas de izquierda han hablado de un virus artificial ideado-construido en agencias imperiales con el objetivo de atacar y doblegar a China. ¿Tienen algún fundamento estas afirmaciones?
Claramente procede de animales, no está claro aún si de murciélagos o del pangolín. Ambos tienen coronavirus con mucha analogía en su secuencia genética. Pero falta un eslabón perdido, un animal más cercano tanto desde el punto de vista biológico como, digamos, sociológico, que esté en contacto con el ser humano.
El gran filósofo Santiago Alba Rico ha escrito un texto magnífico [1] donde reflexiona sobre la necesidad del ser humano de buscar explicaciones “humanas” a hechos naturales para luchar contra sus miedos atávicos, o para negar que no puede controlar la naturaleza. En mi opinión, en la situación de crisis sistémica en la que estamos, fomentar o divulgar ese tipo de complots atenta contra las libertades. Necesitamos un grado de confianza mínimo en la ciencia, por más problemas que esta tenga en su práctica, porque lo contrario es la sinrazón y el caos.
Hace poco se publicó una revisión en Nature Medicine [2] donde se sintetizan las distintas pruebas que existen y que demuestran el origen natural de este virus.
¿Es posible una síntesis de ese trabajo?
Muy sintetizado: 1) La “columna vertebral” genética del virus no se parece en nada a los que se utilizan en el laboratorio. 2) La mutación que permite al virus unirse y penetrar la célula es impredecible por ordenador. De hecho, la estructura “inteligente”, diseñada por bioinformática, es mucho más efectiva. Solo el azar está detrás de esta estructura, y la selección natural. 3) Otra mutación permite al virus incorporar unos glicanos, unos azúcares complejos, que lo ocultan parcialmente del sistema inmune. Esta estructura tampoco puede venir de un diseño humano. Pero está más y mejor desarrollado en este artículo: “¿COVID-19 se originó en laboratorio?” 
Gracias. ¿No nos han afectado muchos virus estas últimas décadas? ¿Representa una novedad esto que señalo?
Parece que sí. En las últimas décadas, en las regiones menos industrializadas se han dado cambios profundos en la agricultura, que se ha hecho intensiva. En África los planes de ajuste estructural, y en Asia el “desarrollo” han desplazado a las comunidades rurales hacia el bosque o la selva. Para que un virus se “humanice” se tiene que dar un contacto, un intercambio, constante y frecuente.
Por otro lado estaría el transporte. Millones de personas se desplazan local o internacionalmente a diario, algo que no pasaba hace apenas 20 años.
¿Existen posibilidades reales, como a veces se afirma, de una vacuna (inmediata, en muy pocos meses, 8, 9 meses) que nos libre de “este mal” de una vez por todas (como algunos sostienen)?
Lo que es la vacuna en sí, su fórmula, no tardará en desarrollarseSe llevan décadas detrás de dos tipos de vacunas para los coronavirus, la clásica, a partir de generar inmunidad frente a proteínas de la superficie del virus; y otra más novedosa que aún tiene que ponerse en práctica que es una vacuna de DNA/RNA. En definitiva será más de una, más de un tipo y origen seguramente. Pero una vez tengamos la fórmula, se tienen que resolver varios inconvenientes.
¿Cuáles?
Su efectividad y seguridad. La vacuna es un medicamento biológico -cada una es única- que tiene que montar una respuesta inmune lo suficientemente fuerte como para generar memoria, pero no tanto como para que genere el síntoma o efectos secundarios. Existen situaciones donde la vacuna al interaccionar con otro antígeno similar genera una fuerte inflamación. Esto requiere que se sigan las distintas fases de los ensayos clínicos: efectividad y seguridad. Ya tenemos ejemplos de vacunas ineficientes que dan mucho dinero pero poca protección.
Por otro lado, está su distribución y precio. Una vacuna no sirve si no se pone. ¿Cuánto va a costar? ¿Quién la va a producir? ¿En qué regiones se va a distribuir? Lo que no puede pasar es como con el sarampión: la vacuna no llega a África y mueren miles de personas.
Se han alzado diversas voces críticas contra el papel que juegan las grandes farmacéuticas en la salud mundial. Concretando en nuestro tema, ¿cuáles son esas críticas? ¿No investigan estos asuntos porque no son rentables para sus cuentas?
Entre la academia y la sociedad en general existe un dogma que da por hecho que las farmacéuticas son las que tienen que desarrollar, y sobre todo fabricar y distribuir, los medicamentos. Pero no tiene por qué ser así. Y la crisis sanitaria actual nos demuestra que no tendría que ser así. Lo sanitario no es solo los medicamentos, sino todo lo necesario para que un hospital funcione: que haya suficientes medios para el  diagnóstico y de manera importante que existan medios y formación suficientes para la protección del personal sanitario, el más expuesto al contagio.
Las críticas que me vienen a la cabeza son las que se refieren a que las farmacéuticas no invierten en aquellos productos que no dan beneficios a corto plazo, y que después del SARS del 2002 no se ha vuelto a invertir para desarrollar medicamentos o vacunas. Sin embargo, no comparto estas críticas.
¿Por qué?
Los coronavirus se conocen muy bien, el SARS-CoV-2 se ha secuenciado muy rápidamente por muchos grupos independientes. Se ha cristalizado, y conocemos su estructura tridimensional. Enseguida se han comenzado a probar antivirales de otras enfermedades como el VIH. Hay decenas de ensayos en marcha. Pero no podemos hacer ensayos clínicos de enfermedades que no existen.
Cuando más conozco a la farma-industria por dentro, menos de acuerdo estoy con esas teorías. Sí invierten en malaria, en dengue, chagas, tuberculosis, etc. Estoy casi seguro de que las farmacéuticas emplazadas en España inviertan más en investigar una cura contra la malaria que todos los laboratorios de parasitología juntos.
El problema de esas enfermedades -me atrevería a decir en la mayoría de los casos- es de justicia social y distribución de recursos, no de vacunas o terapias. Aunque no quiero decir con esto que no sean necesarias.
Lo hecho en estos últimos años en investigación (tú estás directamente implicado) y en salud pública, hablo de España concretamente, ¿no nos está pasando factura? Algunas personas  aseguran que si la política sanitaria de esos años hubiera sido otra y hubiera puesto mayor énfasis en lo público, nos habría cogido en una situación mejor, con más medios (camas, materiales), con más capacidad de resistencia. ¿Es un prejuicio, es un ideologema lo que acabo de afirmar, o tiene algún fundamento? ¿Habrá pasado lo mismo en cualquier circunstancia?
Existe una correlación directa entre la mortalidad en esta epidemia y el número de camas disponibles por habitante. Así que sí. Una de las razones de las diferencias entre la mortalidad de Alemania e Italia es el número de camas. He dicho una, hay más.
¿Cuáles? ¿Los medios para la investigación por ejemplo?
La cuestión de la investigación es un tema más complejo. No veo cómo más inversión iba a prevenir esta epidemia. El CRG de Barcelona está hoy donando kits de diagnóstico al Hospital del Mar, ¡hoy! Los Ministerios de Sanidad y Ciencia deberían estar coordinados para que los investigadores en biomedicina y sus infraestructuras pudieran ser utilizadas a nivel sanitario. Sin improvisación ni voluntarismos.
Así que no, no habría pasado lo mismo en cualquier circunstancia. Han pasado un par de semanas donde las únicas medidas (seguro que necesarias) han sido coercitivas, mientras los hospitales se quedaban sin materiales y se decidía no diagnosticar masivamente en contra de la opinión de la OMS.
Desde un punto de vista, quizás demasiado “filosófico”, ¿lo que está sucediendo no demuestra nuestra fragilidad? ¡Un virus, un solo virus, paraliza, atemoriza y pone patas arriba a toda la humanidad! ¿Lo que está sucediendo no es indicio también de nuestros límites  y también de nuestros excesos, de que priorizamos en demasía la producción por la producción, la economía del capital en el puesto de mando, el “siempre adelante” sea como sea?
Somos frágiles como especie, sí. ¿Es el virus el que paraliza… o un virus en un sistema ya renqueante? China no es ni de lejos mi sistema ideal, pero su capacidad para poner en cuarentena a millones de personas (garantizando comida y servicios), paralizar la producción, movilizar a miles de médicos, hospitales, diagnóstico, etc. y lo que vamos a ver en las próximas semanas en EEUU o UK, o estamos viendo en Italia, demuestran que el neoliberalismo está contra la vida. Como vienen indicando compañeras, el ecofeminismo también es una salida al covid-19.
¿Quieres añadir algo más? Por mi parte una sugerencia que sé que es casi un abuso: ¿te importaría que conversáramos semanalmente mientras dure la situación que estamos viviendo?
Pido a los lectores que no consuman ni distribuyan bulos o desinformación. Que sean pacientes, que la información es un derecho, pero no todo el mundo puede saber de todo. Conocer el nombre del receptor por el que entra el virus no te hace entender la biología de una infección.
Necesitamos recuperar la confianza, prudente y crítica, en los profesionales (ya sea sanitarios o científicos) porque no dejaré de insistir en que la democracia se deshace por los bits de las cadenas virales de WhatsApp.
Sigamos hablando de ello, es importante.
Notas