domingo, 16 de septiembre de 2018

Cimientos del Capitalismo: LA FAMILIA BABILÓNICA MURASHU, LA PRIMERA DINASTÍA DE BANQUEROS DE LA HISTORIA

Es posible que uno de los oficios más antiguos de la humanidad sea el de banquero. Curiosamente no tenemos noticias de que se practicara en sociedades cazadoras, posiblemente por la facilidad con la que una hipoteca podía devolverse mediante 15 cm de sílex afilado. Pero al aparecer, en las culturas con excedentes agrícolas o ganaderos hicieron su aparición los burócratas, los impuestos y las actividades de tipo bancario. Cuando los filetes sobran, no solo aumenta el colesterol.
Un lugar donde este tipo de actividades dejaron una profunda huella fue en Sumeria. En una sociedad como la de los cabezas negras donde se cobraban impuestos casi hasta por respirar, era de esperar que más pronto que tarde alguien tuviera deudas con algún vecino o, pobre de él, con el Estado. De ahí que apareciera la figura del vampiro… perdón, del prestamista. La situación, como es lógico, debió crear todo tipo de abusos, pues ya en el siglo XXIV a.C. descubrimos la figura del rey Urukagina de Lagash, el cual derrotó al anterior gobernante e inició toda una serie de reformas sociales. Entre ellas, la exención de impuestos para viudas y huérfanos, la obligatoriedad de que los ricos pagasen a los pobres con plata, pues seguramente los muy caraduras entregaban pagos en especie en mal estado, o la condonación de deudas abusivas. Para los ricos de ese tiempo las deudas eran un sistema fantástico para quedarse con todo, porque o bien obligaban al pobre diablo de turno a vender sus tierras a precio irrisorio o le obligaban a trabajar como esclavo una temporada para cumplir con la deuda de turno.
La abundancia de compromisos de pago era tal, que los propios templos decidieron que pasar el cepillo era algo demasiado simple y entraron en ese sistema de préstamos con interés, llegando a hacerse incluso a esclavos. Eso sí, a intereses que no resultaran abusivos. Si alguien estaba demasiado desesperado, pues hasta los sacerdotes eran capaces de oler un mal negocio a distancia y negarse a dar el dinero solicitado, podía recurrir a un prestamista profesional. Eso sí, el interés podía ser muy indigesto. En una tablilla sumeria encontramos el texto:
Adakala ha recibido en préstamo de Urdulazaga 120 siclos de plata, al interés de 5 siclos por cada 60. Restituirá la suma en el mes de Sig. Ha jurado en el nombre del rey. [120 siclos de plata equivalía más o menos a unos 960 gramos]
En otra tablilla descubrimos que alguien, tal vez muy apurado, ha adquirido todas las papeletas para recibir la visita de dos individuos fortachones, que le recolocarán los huesos de las piernas de forma poco agradable:
Irrara, hijo de Ziyatum, ha recibido en préstamo de Uselli 60 siclos de plata, al interés de 15 siclos por los 60. Restituirá la suma la próxima luna. El contrato se ha jurado ante los testigos Kalki y Adada y ante los dioses.
Los templos se encontraban en una posición privilegiada, pues almacenaban los excedentes, tanto de productos agrarios como ganaderos. Eso les permitía –¡cómo no!– recibir de los reyes todo tipo de prebendas, pues a la hora de hacer una guerra el monarca dependía del préstamo de esos excedentes para alimentar, armar y vestir a sus tropas. Pero con el tiempo los templos también comenzaron a especular con esos excedentes y a comerciar con ellos. Y dado que los beneficios podían ser elevados, esa actividad la practicaron miembros del clero y de la realeza a título particular, así como personas acomodadas, incluyendo algunas mujeres que llegaron a enriquecerse. Y es en ese momento cuando aparece lo que podríamos considerar como la “banca profesional” o las “dinastías banqueras”. O sea, familias que dedicaban su actividad durante varias generaciones no solo a prestar dinero con mucho interés, sino a intermediar en negocios comerciales, custodiar riquezas de terceros e incluso especular y comerciar con los bienes de sus clientes sacando un beneficio.
En el año 1893, la Universidad de Pensilvania se encontraba realizando su tercera expedición de excavaciones en Mesopotamia, en concreto en la ciudad de Nippur, cuando en los restos de una habitación se encontraron casi 900 tablillas de barro escritas en cuneiforme y en idiomas arameo y acadio. Tras ser traducidas, se comprobó que constituían la prueba más antigua de la existencia de una dinastía bancaria, ya que contenían la contabilidad y burocracia de la familia babilónica Murashu durante tres generaciones. La actividad de dicha familia empieza antes de la caída de Babilonia y se mantiene tras su conquista por el persa Ciro el Grande. O sea, que como suele suceder con este tipo de linajes, supieron nadar y guardar la ropa, mandase quien mandase. Custodiaban objetos preciosos de sus clientes en lo que hoy día conocemos como “cajas de seguridad”, mediante un pago anual. Hacían préstamos y tenían el permiso para cobrar los impuestos en nombre del rey, labor que siguieron ejerciendo tras caer el último soberano de Babilonia, Nabónido, lo que indica que el mismo Ciro les debía favores y/o dinero. Este último, incluso les otorgó el privilegio de encargarse de financiar la vuelta de los judíos que lo desearan a sus tierras cuando terminó su éxodo en Babilonia. Con algunos de los que decidieron quedarse, en concreto unas cien familias en la zona de Nippur, hicieron negocios. Así, por ejemplo, una de las tablillas indica que ayudaron a un comerciante judío llamado Udarna a recuperar sus bienes, robados por un hermano, logrando no solo recuperarlos, sino también el acuerdo escrito de que no pleitearse en el futuro de nuevo, ni siquiera tras pasar varias generaciones.
En las casi 900 tablillas se han localizado nombres de unos 2500 clientes, entre los cuales aparecen nobles famosos de la época, como Menostanes, nieto de Jerjes I, o su padre Artario, sátrapa de Babilonia. La familia llegó a emplear a 60 agentes comerciales y arrendó tierras de funcionarios reales, pagando los impuestos correspondientes y quedándose un tanto por ciento por el servicio. Asimismo, estuvieron haciendo negociaciones en Elam, aunque no está clara su naturaleza. Dado que no tenemos noticias de que se dedicaran a cambiar moneda, es posible que solo se tratase de una visita para colocar algún agente comercial en Susa.
Como vemos, la idea de una familia manejando la banca, el comercio, el préstamo y la especulación, y negociando con reyes y ministros, no es una idea tan moderna como algunos creen. Todo eso ya se practicaba hace 26 siglos. Eso sí, de una forma un tanto primitiva, pues, todo hay que decirlo, en ninguna tablilla hemos encontrado que ofreciesen una tablet, un televisor de pantalla gigante, un viaje a las playas de Cuba o un ordenador portátil, a cambio de un depósito. Aún tenían algo que aprender.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Argentina: cuatro claves para entender la crisis y la megadevaluación

Por: Pablo Anino
En días de caos económico para muchos trabajadores es difícil comprender a los medios de comunicación, economistas y opinólogos. Aquí una síntesis

1) Déficit fiscal:

Las cuentas del Estado están determinadas, para simplificar, por la diferencia entre lo que se recauda y se gasta. Están en rojo hace años. Esto es porque se recauda menos de lo que se gasta. El Gobierno de Cambiemos le echa la culpa a un supuesto desborde en las partidas para jubilaciones, para los docentes, a la educación universitaria o a los trabajadores de la salud.
Pero lo cierto es que un componente central del presupuesto público es el gasto en intereses de la deuda que va a manos de los especuladores: más del 15 % del total del presupuesto. Es un porcentaje que duplica, por ejemplo, el desembolso para toda la educación. Y este porcentaje va a crecer por el nuevo endeudamiento con el FMI. No pagar la deuda liberaría enormes recursos para fines sociales.
Los acuerdos con el FMI (ya en estos días se cocina el segundo acuerdo en menos de tres meses por el fracaso del primero) busca abastecer dólares para garantizar los pagos de la deuda. No va un peso a educación, salud, jubilados y otros fines sociales.
Además, en el presupuesto público se beneficia con desgravaciones impositivas a muchos sectores empresarios. El Gobierno sólo mira el gasto. Pero la verdad es que también puede subir la recaudación, pero no lo quiere hacer (o lo hace muy limitadamente) para no tocar las ganancias patronales.
Por el contrario, a principio de su mandato Mauricio Macri sacó retenciones a los exportadores (y las redujo para los productos de la soja). En diciembre último votó en el Congreso, con apoyo del peronismo, una reforma tributaria que baja progresivamente los impuestos a las empresas: ganancias y contribuciones patronales, principalmente. Con estas medidas agravó el rojo fiscal.
La recesión a la que se conduce la economía achicará más la recaudación y agravará el déficit fiscal. Por eso diarios y bancos internacionales piden, como prometió Domingo Cavallo en 2001, que el país tiene que tener déficit cero el año próximo: esto significaría un recorte de partidas sociales mucho más brutal. Quieren atacar más a los jubilados, reducir asignaciones a chicos y adolescentes, achicar ministerios, reducir el poder de compra del empleado estatal.

2) Déficit externo

Las cuentas externas sintetizan las relaciones del país con el exterior. Las transacciones se realizan en dólares. Hay una gran escasez de dólares porque el flujo de divisas hacia el exterior es mucho más fuerte que los escasos ingresos que tienen lugar. Es el principal problema que empuja el dólar hacia arriba.
Al país ingresan dólares por diversas vías:
a) Exportaciones, en su mayor parte agrarias ahora afectadas por la sequía.
b) Turistas que visitan a Argentina.
c) Inversiones: pocas porque fracasó el pronóstico de la famosa “lluvia de inversiones”.
d) Especuladores que vienen a aprovechar su paritaria del 60 % con las altas tasas de interés que paga el Banco Central y otros instrumentos especulativos. Estos se están retirando a más velocidad que el delantero francés Kylian Mbappé a pesar que el Central sigue subiendo la tasa de interés porque ven que el patrimonio de la entidad monetaria se deteriora.
e) Deuda externa a través de la emisión de títulos que compran los fondos de inversión, muchos de ellos buitres, bancos internacionales como J.P. Morgan. Esta vía se cortó con la corrida iniciada a fines de abril por la falta de confianza del capital financiero internacional con el macrismo.
f) Préstamos del FMI: es la principal ventanilla abierta en este momento. Es otra vía de aumentar la deuda externa.
Por otro lado, los dólares que salen del país se vinculan fundamentalmente a los siguientes movimientos:
a) Pago de importaciones. El Gobierno las está reduciendo a través de la recesión.
b) Turistas argentinos que viajan al exterior. Los trascendidos indican que el Gobierno estudia poner un impuesto al turismo.
c) Pagos de la deuda externa. Históricamente Argentina paga más de lo que le prestan: ese es el negocio de capital financiero.
d) Remisión de ganancias de las empresas imperialistas:. La economía está dominada por el capital extranjero. Entre las 500 grandes empresas, más del 70 % de la facturación corresponde a empresas imperialistas. Todo el tiempo envían sus ganancias a las casas centrales.
e) Salida de especuladores del país. Es precisamente lo que está ocurriendo con los que aprovecharon la “bicicleta financiera” con las altas tasa del Banco Central.
f) Fuga de capitales, principalmente de las grandes empresas. En la crisis de 2001 en la lista de las grandes empresas que fugaron están Pérez Companc, Telefónica de Argentina, Repsol, Telecom, Nidera, Shell y sigue los nombres. Ahora no dan los nombres de los que compran dólares, pero el 80 % de las compras corresponde a los que adquieren más de U$S 2 millones. Los bancos son la vía por la cual se fugan capitales.
Cambiemos no tiene ninguna solución para el déficit externo porque honrar los pagos de la deuda y la total libertad para que se vayan capitales es parte del manual neoliberal que respetan a rajatabla. Esto implica una sangría de dólares incesante que vacía las reservas del Banco Central (que son riquezas que generan las manos trabajadoras) y requiere cada vez más endeudamiento para pagar la deuda previa y garantizar la fuga. Un círculo vicioso.

3) Ganadores

Es evidente que el Gobierno privilegia los negocios especulativos. Entre los principales ganadores están los bancos, fondos de inversión, las grandes empresas que fugan dólares.
Con la devaluación permanente también se benefician los exportadores. Por cada dólar exportado en diciembre de 2017 obtenían $ 17. Ahora por cada dólar exportado obtienen $ 40 (o la cotización que alcance el dólar estos días). Es decir, que mejoraron sus ingresos más del 100 %. Los grandes exportadores son un puñado de empresas agropecuarias e industriales: Bunge, Cargill, Aceitera Genral Deheza (AGD), Nidera, Techint, Aluar y las automotrices.
El gran empresariado se beneficia con la devaluación del salario de los trabajadores: es lo que festejó estos días Cristiano Rattazzi, titular de Fiat Argentina.

4) Perdedores

Los perdedores principales son los que viven de su salario. Toda devaluación es ante todo una devaluación del salario: esto ocurrió con la devalución de Eduardo Duhalde en 2002, con la de Axel Kicillof en 2014, con la que hizo el macrismo apenas asumió y con la que está en curso.
Los cálculos de inflación están encontrando un nuevo nivel cerca del 40 %. Muchos analistas dicen que puede seguir escalando por encima de este valor por la retroalimentación entre devaluación e inflación.
Las paritarias originalmente fueron del 15 %. Luego algunas se ajustaron 5 % más. Incluso hubo sectores, como camioneros, que obtuvieron alrededor del 25 %. Pero de conjunto, la brecha entre la suba de precios y la suba de salarios cada vez es mayor.
La recesión está extendiendo los despidos en el ámbito estatal y público. Este viernes en el Ministerio de Agroindustria se anunciaron 500 despidos. Las estadísticas del Ministerio de Trabajo de junio exhiben un importante deterioro laboral en el ámbito privado. Son sólo las primeras consecuencias de la recesión.
Como se mencionó, el ajuste que pacta el Gobierno de Cambiemos con el FMI traerá nuevos recortes en educación, salud, a jubilados, a niños y adolescentes beneficiarios de asignaciones.
Bien lejos de la pobreza cero, los próximos datos que publique el Indec mostrarán una suba de la pobreza y la indigencia.